jueves, 5 de febrero de 2015

Niños con vidas de mayores


Hoy quiero hablar de un tema de estos de comida, de aperitivo o de sobremesa, de barra de bar incluso con café de por medio a media mañana.
Hace poco en casa salió el tema no me acuerdo a santo de qué habiendo diversidad de opiniones al respecto.
El asunto en cuestión es sobre los niños de hoy y las obligaciones que tienen (o deberían tener).




 

La niñez…bendita edad que se va y jamás vuelve. ¡Cuánto nos acordamos todos de cuando éramos niños! Y cuando éramos niños que ganas teníamos de ser mayores, de hacer cosas de mayores, de poder salir y entrar a casa sin que nadie nos dijese nada, de llegar tarde a casa, de tener nuestro dinero y gastárnoslo en lo que quisiéramos, de ir a la discoteca. Claro, siempre piensa uno en las cosas buenas de la vida, no en las malas o en las obligaciones y responsabilidades que uno tiene.
 
 
 

 
Entrando en materia de lo que quiero hablar: muchos niños de hoy, pienso yo y esto es totalmente discutible, faltaba más, a mi juicio llevan vidas de adultos, de personas mayores en relación a sus obligaciones. A mi me parece demencial y de locos la vida y las obligaciones que tienen a sus edades, el nivel de exigencia continuo, diario, y para nada querría para mi hijo semejante cosa porque no la he querido para mí.
Fruto del mundo extracompetitivo en el que vivimos en el que no se permite un fallo y donde hay que ser el mejor siempre y todos los días a todas horas. Y ante este mundo en el que vivimos de extrema competencia, de ser los mejores en todo, de tener ocho carreras, hablar 25 idiomas, cuatro másteres, tener más experiencia que nadie, no bajar del sobresaliente jamás, un curriculum intachable, conocimientos de todo, veo que muchos niños dejan de ser niños para ser adultos para que al final todo acabe en un fracaso monumental que marcará al niño para toda su vida. Es algo inaudito e inconcebible.
 
 
 

A saber: de 8 o 9 de la mañana a 3, 4 o 5 de la tarde en el colegio (luego iré con ello). Salen del colegio y se van volando los lunes y miércoles a inglés, martes y jueves a informática. Una hora y media cada clase. Salen de clase sobre las 7 o las 7.30 y otra vez corriendo a casa a: 1. Hacer los deberes (luego hablaré de los deberes) y 2. A ducharse, cenar y acostarse. ¿Esto es vida para un niño? ¿Y el tiempo para jugar como niños que son al cual deben tener derecho? ¿Y el tiempo para descansar? ¿Y para la conciliación familiar, para estar con sus padres, para hablar? Es aberrante propio del mundo de tarados en el que vivimos.
 
 


 

Quien dice que el chico va a inglés o informática dice que viene una profesora de apoyo una hora u hora y media para ayudarle a hacer los deberes y a estudiar.
 
 
 

Esa es la vida que llevan muchos NIÑOS. Repito: NIÑOS. Esto en un niño de 6,7,8,9,10 años me parece tal aberración, tal barbaridad que si alguna vez soy padre espero que mi hijo no lleve esta vida.

Un niño tiene que disfrutar de la época inolvidable y excepcional que nunca jamás volverá a vivir que es ser niño.
Un niño, faltaría más, se le debe inculcar el trabajo diario y de calidad, el tener unas obligaciones, una exigencia, prepararle para el mundo en el que va a vivir, pero algo racional, no que lleve la vida de un adulto. Un niño debe tener sus horas de ocio para jugar con los playmobil, con la videoconsola o para ver la tele un rato o ir a jugar al fútbol, al baloncesto o a tocar el violín. Claro que no se le puede dejar a su libre albedrío, sino no se levanta del sofá tragándose todo lo que echan en la telebasura, pero creo que el niño debe tener también sus horas de ocio. Estamos hablando de niños de entorno a 10 años y más pequeños que les estás metiendo un trabajo mental de aprendizaje desde las 8-9 de la mañana hasta las 9 de la noche sin parar. Es de locos. Todo por el afán de cumplir las expectativas de ser los mejores, de que sepan inglés, que sepan manejar todos los programas informáticos como nadie, que en vez de un 6 saquen un 8. Por Dios…si necesitarían un día de 30 horas para hacer todo lo que supuestamente necesitan para ser personas de provecho. Ni una persona adulta lleva semejante vida que sufren y padecen algunos niños.
 
 
 

 

Antes he dicho lo de los deberes. Este es un tema capital y me explico. Me parece bien que al muchacho se le manden deberes para casa por diversos motivos: afianzar conocimientos, comprobar si el alumno va asimilando los conocimientos adquiridos, que asuman obligaciones propias, personales, el trabajo diario que deben hacer ellos sin que nadie le diga nada, etc… Todo eso me parece genial. Pero oiga, vuelvo a lo de antes, una cosa es mandarle unos ejercicios, otra muy diferente es mandarle un cerro de deberes y otra muy diferente es cada profesor mandarle un cerro de deberes de su asignatura, y eso es lo que me parece intolerable. Que después de llevar el alumno 8 horas en el colegio y una hora y media en la academia de turno (o sin ella) esa criatura llega a casa y le espere otra hora y media o dos horas de hacer deberes y algunos deberes tela que deberes.
 
 
 

Me parece tal aberración que me indigno profundamente. En no pocos casos cuando el chaval tiene algún añito más algunos profesores mandan deberes de tal dificultad que ya me gustaría ver si ellos mismos sin saber la solución ni llevar doce años haciendo el mismo ejercicio son capaces de resolverlo. Porque esa es otra, lo del profesorado que hay es para mirárselo. Hay profesores (lo se de buena mano) que llevan doce, quince, veinte años dando el mismo temario y haciendo los mismos ejercicios. Si en vez de “A” les preguntas “B” ya no saben.
 
 
 

 

Dicen que España es el país de la OCDE donde los niños más horas dedican a hacer deberes, 6.5 horas a la semanas solo por detrás de Polonia, Italia Rusia e Irlanda. El quinto país de 38. La media está en 4.9 horas, que es algo razonable, una hora al día de lunes a viernes. Luego esas horas dedicadas no relucen por ningún lado visto el nivel de fracaso escolar y de falta de preparación que tenemos los españoles. Se aumentan las horas lectivas, se ponen más deberes, se gasta más y más dinero, se apunta al niño a clases particulares, academias y sin embargo seguimos sin despegar, seguimos siendo los mismos zotes.

A muchos padres ya les toca las narices lo de los deberes, pues llega uno a casa hasta las narices de trabajar de todos los problemas que hay y encima ponte con el niño a hacer no 5 ecuaciones, sino 20 ecuaciones….no se cuantas frases de lengua, otras tantas de inglés, buscar información sobre no se quién…y suma y sigue. Desde mi punto de vista es inaceptable.
 
 
 

No quiero borrarme como padre ni dimitir de mis responsabilidades, pues aquí el que escribe a sufrido a su padre muchísimas horas de niño y no tan niño. Claro que en las obligaciones de un padre está el ayudar al chiquillo si no sabe hacer los deberes (si es que sabe ayudarle). Lo que ya se pasa de la raya es volver del trabajo y ponerse hasta la hora de la cena e incluso seguir después de cenar haciendo deberes, pues en mi opinión el alumno debe saber hacer los deberes por él mismo, no que se los hagan sus padres.

Al igual no todos los padres pueden permitirse ponerse con el chico dos horas cada día a ayudarle y no todos tienen recursos económicos para ponerle un profesor particular. Eso al profesor de turno bien poco le importa, y ese chico se queda irremediablemente atrás.
 
 
 

Los deberes son sin duda una prolongación de la jornada escolar. Muchos profesor, auténticos cenutrios que jamás deberían haberse dedicado a la cátedra y que únicamente están ahí por el sueldo, el horario y las vacaciones, son auténticos rehenes del libro de texto y lo siguen a pies juntillas porque no tienen ni idea de enseñar ni tienen ningún plan, ni metodología, ni interés ni nada que se le parezca. Te leen el libro como un ateo lee la Biblia.

Si se organiza bien el tiempo en clase creo que es suficiente para explicar el tema y hacer ejercicios. ¿Entones para que leches van los alumnos al colegio? ¿A qué dedican el tiempo allí? ¿Qué hacen allí ocho horas metidos para luego tirarse en casa dos y tres horas haciendo deberes?
 
 
 

Recuerdo que un gran profesor que tuve, Don Pablo (no soy tan viejo y aun se llamaba al profesor Don) decía que le daba igual explicar un ejercicio siete veces que hacer siete ejercicios diferentes. Lo importante es que la idea, el concepto quedase bien claro. Y no por hacer 36 ejercicios, que se enteren algunos listos de la enseñanza, el alumno va a saber hacer operaciones matemáticas como una calculadora si al final no le queda claro ni las que se lleva a sumar.

Hay informes que dicen que por encima de cuatro horas semanales de deberes no se obtienen mejores resultados adicionales. Y añado yo de mi cosecha “estudio blog lo que queda de España”, en no pocos casos esas horas adicionales acaban por aborrecer al alumno, por causarle un rechazo de los libros, los deberes, de la cultura y del saber que en pocos años se traducirán en un abandono prematuro escolar justificándose en el “a mí no me gusta estudiar” o “yo no valgo para estudiar”. Esa es una de las consecuencias de tener allí al crío pringado tres horas cada día haciendo deberes absurdos cuando debería, como niño que es, estar jugando.
 
 
 

Yo personalmente miraría la calidad de los deberes más que la cantidad. Y creo que los problemas vienen por ahí. Calidad en la enseñanza, aprovechamiento del tiempo, metodología, ganas y VOCACIÓN por la enseñanza. Pedir esto para algunos es pedir mucho.

Hay una denuncia de un padre de Alicante que se niega a que sus hijos de cuatro a nueve años sigan haciendo tal cantidad de deberes por lo que él considera y estoy de acuerdo que es una violación de la vida familiar. No hay tiempo para estar en familia, para hablar, para que los niños jueguen. Como digo antes, vidas de adultos en niños de 6 años. Cole, deberes, academias….y a dormir y mañana otra vez. ¿Y hacer deporte? ¿Y estar en familia?
 

Tres de octubre de 1973 (con Franco): "los programas de los centros serán elaborados de forma que eviten como norma general el recargo de los alumnos con tareas suplementarias fuera de la jornada escolar". Aun está vigente.

 

Otra madre de un pueblo de Cuenca denuncia  que su hija de 8 años tiene más deberes que su hijo de 16 años ( tercero de primaria y cuarto de la ESO respectivamente). Una niña de seis años de dos a tres horas diarias repasando normas de ortografía, haciendo divisiones, diferenciando las partes de un árbol o distinguiendo entre las labores del alcalde y el concejal (sic).
 
 
 

En no pocos casos son los padres los que hacen los deberes o los trabajos para que no les suspendan a los hijos o no les pongan el temido negativo. En otros casos los padres por más buena voluntad que ponen no son capaces de ayudarles. Así que llega de trabajar y ponte a ayudar al niño sino directamente a hacerle al hijo las ecuaciones, las frases, buscar información en internet sobre quién fue fulano o bengano o hacer un mural sobre los alimentos que salen de la leche.

 

Mucha culpa de todo esto que estoy hablando es del profesorado. El nivel del profesorado, otro día hablaré de ello pues es un tema aparte por su extensión, es lamentable. Hay cada cenutrio dando clase (ejemplo claro y vivo son Pablo Iglesias o Monedero, la tropa Podemos al completo) que es para llevarse las manos a la cabeza y es cuando uno entiende porque estamos como estamos en todo. Que la mitad de los alumnos tengan que asistir a clases extraescolares lo dice todo. Dice que están en clase perdiendo el tiempo en no pocos casos.
 
 
 

 

Causas hay muchas de porqué los niños llevan estas vidas de personas adultas, los damnificados unos solos: los propios niños a los que se les está robando la infancia que cuando tengan 40 años van a tener un bloqueo mental y físico que los psicólogos se van a frotar las manos. Estamos creando una sociedad de tarados. Queremos formar cerebritos y en resumen luego a la hora de la verdad salen a relucir las faltas educativas que hay.

 

Es cierto que la vida es un examen diario. Cada vez que coges el coche es un examen, pero es como si cada vez que cojo el coche el examen es ir a 180 km/h por una carretera secundaria que no conozco llena de curvas, por la noche y sin iluminación. Y así todos los días. Pues joder, tarde o temprano me la pegaré con toda seguridad.

Es como los jugadores de los clubes de fútbol de primer nivel. A un jugador del Real Madrid o del Barcelona se le exige jugar siempre a un nivel de 9.5, ganar casi siempre, luchar por todas las competiciones, y ese chico también es una persona humana que también tendrá sus días buenos, sus días malos, sus problemas, sus bajones y en cuanto el Messi de turno se tira tres partidos sin meter gol ya se dice que está acabado.

A un niño no se le puede pedir que desde los 6 años todos los días hasta que termine la carrera dedique al estudio 12 horas diarias, como a Cristiano Ronaldo por mucho que tenga 3 balones de oro y haya metido no se cuantos cientos de goles no se le puede pedir que en todos los partidos haga un hat-trick.
 
 

 

Yo siempre he sido de la opinión, como buen anticomunista que soy que las personas somos diferentes y no se pueden equiparar porque cada uno nacemos con unas habilidades distintas. A cada uno Dios nos da una capacidad y una inteligencia, y oye, cada uno llega hasta donde llega, y si no se puede hacer más qué le vamos a hacer. No todos podemos ser ingenieros, o pilotos, o médicos o futbolistas del Real Madrid. Es mi experiencia en la vida y tal cual lo expreso.

Yo estuve en la Universidad en una carrera que me dejé el alma para sacarla. Estudiaba 12,13,14 horas al día y sin embargo pudo conmigo (también con una dosis generosa de mala suerte). Pues hay que saber reconocer los límites de cada uno y si uno no vale como ingeniero a lo mejor eres un excelente abogado, o un estupendo comercial, o lo tuyo es conducir trenes.
 
 

Si el chico con ir a clase va aprobando (también soy de la opinión que no es necesario sacar dieces) pues no hace falta contratar a una profesora particular. Si el chico va muy justo en el colegio pues se contrata a una profesora particular pero creo que entonces apuntarle a ingles y/o informática ya está de sobra y los días que le quedan libres que haga algo diferente a sentarse delante de un libro o un ordenador. Que juegue a la videoconsola, toque la flauta o salga con la bici si es lo que le gusta.

Cada uno nacemos con unas habilidades y unos defectos, yo por ejemplo soy un auténtico negado para dibujar.
Y si el chico desde bien pequeño se le ve que lo de estudiar no es lo suyo habrá que buscarle otro programa diferente que al que se le ve que va a llegar donde el quiera porque es un lince. No digo abandonarle, pero ponerle otro plan de estudios básicos encaminado a la vida laboral, a tener una profesión, que dicho sea de paso no es ninguna deshonra ser carnicero, pescadero, fontanero o albañil. De hecho hoy esas profesiones están toreando mejor la crisis que el que es ingeniero o abogado.
 
 
 

Otro tema capital es el siguiente. Mucho estudio, pero ¿y el deporte? Mucho estudiar los verbos en inglés, saber hacer tablas de datos a Excel, sumar, restar, multiplicar, dividir, pero de la otra sabiduría nada de nada, y ya lo dijo el sabio: “mens sana in corpore sano”. Para mi dos de los pilares fundamentales en la vida de una persona son: la cultura y el deporte. MENS SANA IN CORPORE SANO. Muchos estudio pero descuidamos la forma física que al fin y al cabo es salud. Me parece muy grave si hay gente que se cree que con una hora de ejercicio físico a la semana en el colegio ya van apañados.
 
 
 

 

Definitivamente no me gusta. No me gusta la sociedad de niños que estamos creando, el nivel de exigencia que tienen desde tan pequeños, la esclavitud que tienen desde muy pequeños condenados al trabajo para luego como los de mi generación vivir condenados a paro, a la miseria, a los empleos basura, y sin duda todo eso tendrá unas consecuencias fatales en el futuro, sobre ellos y sobre la propia sociedad de la que ellos forman parte.
No me gusta como escurren sus responsabilidad los profesores que para tapar su propia incompetencia se justifican mandando a los chicos montañas de deberes. No me gusta el sistema educativo diseñado por la izquierda y apoyado, visto lo visto, por la derecha del PP.
Se les llena la boca hablando de educación y al igual que los profesores, camuflan su incompetencia con dosis de sectarismo, demagogia y populismo.
Definitivamente, me quedo con lo que dice Bart Simpson:
 
 ¡¡¡ABAJO LOS DEBERES!!!
 
 

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