viernes, 30 de enero de 2015

La liberación de Barcelona. 26 de Enero de 1938


Se va a cumplir el 75 aniversario de la liberación de Barcelona.

A finales de 1938 comenzó la ofensiva para la liberación de Cataluña y la guerra civil llegaba a su fin.
 
 
 

La batalla del Ebro, esa victoria Republicana dejó al “ejército popular” deshecho y desmoralizado. Miles de españoles quedaron enterrados a orillas del Ebro en un sinsentido cuyo máximo responsable a instancias del Partido Comunista Soviético fue Juan Negrín. Las órdenes eran intentar alargar una guerra civil que tenían perdida con la única esperanza que estallase la Guerra Mundial.
 
 


 

Cuentan que el invierno de 1938 fue terrible, máxime en aquellas frías zonas de España.

En aquel entonces un tal Manuel Azaña ya no pintaba nada y la resistencia republicana, salvo la esperanza que comento más arriba, no valió de nada más que para alargar la agonía de un pueblo y sumar el número de caídos en ambos bandos. La guerra estaba decidida desde meses atrás. Y la guerra la ganó FRANCO. Incontestablemente, sin comas ni peros.
 
 
 

 

En cuanto se reanudaron las operaciones militares para conquistar Cataluña la aviación Nacional dejaba caer octavillas como esta sobre las tropas republicanas:
 
 
 


Aunque se había dado la orden de evacuar Barcelona la prensa aun afín a la República seguía vendiendo la moto de la resistencia heroica intentando motivar a la población. Se animaba a convertir el río Llobregat en el Manzanares catalán.
 
 
 

En aquel entonces la Vanguardia llevaba por subtítulo “Diario al servicio de la Democracia”.
 
 
 

Dos días más tarde el subtítulo fue otro: “Diario al servicio de España y del Generalísimo Franco”.
 
 
 

 

A las 5 de la tarde del 26 de enero de 1938 las tropas Nacionales entraban en Barcelona.
 
 

 

Hoy día, entre tanta basura, tanta mentira, tanta ruindad y tantísima falsedad se ha mitificado la llamada “Resistencia de Barcelona”. Esto es lo que decía el General Vicente Rojo sobre la resistencia del pueblo catalán:

"Por eso no es exagerado afirmar que Barcelona se perdió, lisa y llanamente, porque no hubo voluntad de resistencia, ni en la población civil ni en algunas tropas contaminadas por el ambiente. La moral estaba en el suelo. Todos los elementos que daban calor y ánimo a las tropas habían desaparecido salvo honrosas excepciones. La población estaba cansada de la guerra, aunque no agotada por los sufrimientos y el hambre y sólo pensaba (desde mucho antes de la llegada de las tropas enemigas ante la ciudad) en el problema de terminar pronto. Por eso permanecía recluida en las casas que, a su vez, sirvieron de refugio de deserción a los procedentes del frente que tampoco querían combatir, convirtiendo aquel casco urbano de un millón de almas en un páramo desierto espiritualmente" ("Alerta los pueblos")

Otro ser siniestro, La Pasionaria, funcionaria y fiel servidora del Partido Comunista del genocida de Stalin, afirmaba:

"La pérdida de Barcelona fue un golpe muy serio a la resistencia republicana. Las comadrejas de la capitulación salían de sus agujeros y enseñaban sus dientes amarillos mordiendo donde podían" ("El único camino").

 
Para que luego vengan vendiendo la moto el imbécil niñato de Piqué o los tontos británicos de la BBC que si el Barça fue un bastión de resistencia del franquismo. Pero como se puede afirmar semejantes estupideces sin ponerse uno rojo, sino es desde el desconocimiento más absoluto.

 

Los comentarios de La Pasionaria son fruto de la frustración y la desolación más absoluta de ver como sus ansias y sus ilusiones de crear un estado soviético se habían esfumado derrotados por la España Imperial. Los comentarios de Vicente Rojo dejan bastante que desear en un militar que sabía de sobra que la guerra estaba perdida de hacía mucho tiempo.
 
 

Los barceloneses estaban cansados de la guerra y querían que acabase ya, como en muchos lugares de España, pero llegar a afirmar que no estaban agotados por el sufrimiento y el hambre es inadmisible. En la España roja el hambre apareció en el tercer trimestre de 1936 y fue uno de los principales motivos de que perdieran la guerra. No combate igual un soldado bien alimentado que un muerto de hambre. Por no hablar de la cantidad de gente que se pasó a la zona Nacional porque allí se vivía mejor y había comida, pese a las monsergas partidistas que se venden hoy.
 
 
 

En cambio en la zona Nacional el hambre apareció acabando la contienda cuando el número de bocas a alimentar creció considerablemente. Mi abuelo siempre me lo cuenta el buen hombre: durante la guerra no pasaron apenas hambre, el hambre llegaría acabada la guerra.
 
 
 

 
El gobierno francés destacó varios buques de guerra para salvar a personas cuya vida estaba en serio peligro de acuerdo a las barbaridades que se estaban cometiendo en Cataluña a manos de rojos y separatistas. En el año 1936 el consulado francés sacó de Barcelona a  515 personas (367 hombres, 127 mujeres y 21 niños). Desde 1937 hasta que acabó la guerra salieron de Barcelona 2.644 personas en buques de guerra franceses, personas cuyas vidas estaban en serio peligro, entre ellas 269 religiosos y religiosas y 512 niños.
 

En Barcelona no quedó una Iglesia sin saquear. No está de más decirlo ni recordárselo a gente que continuamente a diario se proclaman como demócratas y civilizados. Todas las Iglesias fueron saqueadas.
 
 
 

 
La situación en Barcelona era tal que en la mañana del 26 de enero de 1939, cuando aun las tropas Nacionales no habían entrado en la capital catalana, la población al ver la ciudad vacía de politicastros y tropas rojas asaltaron una serie de depósitos donde se almacenaba comida custodiada por guardias de asalto, los cuales evidentemente permitieron la entrada de las gentes, muriendo algunas personas incluso arrolladas por la masa desesperada.
 
 
 

Mientras estos hechos ocurrían en Barcelona una flota de aviones de caza y bombarderos volaba a baja altura, unos 300 metros, y en tierra las tropas ocupaban Vallvidrera, San Pedro Mártir y el Tibidabo a la espera de recibir la orden de entrada en la ciudad.
 
 
 

Las primeras divisiones que entraron en Barcelona fueron la 105 y la 13, al mando de los Coroneles López Bravo y Barrón Ortiz, que ocuparon Montjuic  hacia la Plaza de Cataluña.
 
 
 

Las Divisiones 4ª y 5ª Navarras mandadas por Alonso Vega  y Juan Bautista Sánchez se descolgaron del Tibidabo y Vallvidrera bajando por las calles Muntaner, Balmes y República Argentina para entrar por la Diagonal.
 
 
 

No encontraron más resistencia que la de aquellas personas que se abalanzaba sobre ellos para abrazarles y festejar la liberación. Entre vítores a España  y a Franco la gente se subía a los camiones brazo en alto.
 
 
 

En el convento de Pompeya convertido en hospital se encontraron la primera bandera de España, donde una enfermera la colocó para saludar a las tropas nacionales.
 
 
 

 

Cuentan los más viejos que en ningún otro lugar de España se celebró de tal manera la entrada de las tropas Nacionales como en Barcelona debido a la tiranía y el sufrimiento que había padecido aquella gente a mano de los rojos y los separatistas. El terror rojo y separatista que fue vencido y derrotado sin paliativos.
Tras años de persecución, de asesinatos y de salvajadas por fin se pudo celebrar y se celebró una multitudinaria misa en la Plaza de Cataluña.
 
 

Barcelona y Cataluña habían sido liberadas. Que algunos tomen nota, pues la historia a menuda se repite.
 
 
 

 

 

 

lunes, 26 de enero de 2015

Educación vial

Cuando un país se derrumba a la velocidad de vértigo a la que se derrumba España hay claros síntomas que uno palpa, aprecia que algo realmente no funciona bien. La falta de educación es palpable es muchos ámbitos, no solo en el nivel cultural del país.






Por ejemplo el nivel de civismo y de educación se ve en las paredes, si están limpias o llenas de grafitis, en las calles, si están limpias y las papeleras llenas, si los dueños de los perritos recogen la mierda que sueltan sus animales o por el contrario la dejan allí donde cae. En España sobra decir que la mierda del perro se queda donde el animal la suelta y que las paredes están llenas de grafitis, por solo nombrar dos cosas.
 
 
 

Algo tan común en nuestro tiempo como conducir demuestra una vez más la falta de formación, en este caso vial, la falta de preparación y de voluntad de querer hacer las cosas bien que impera en esta España de hoy, de cumplir las normas “más o menos”, tampoco hay que ser escrupulosos, yo el primero. Y destaca el egoísmo desmedido de una gran masa de ciudadanos que sistemáticamente desprecian las leyes, las normas y todo porque su tiempo y su vida vale más que la de los demás.
 
 
 

 

La formación vial creo que es algo sumamente importante ya que tu vida y la de los demás depende de ello en el medio de transporte más importante de nuestro tiempo desde los años 60, el coche.
 
 


 

Todos los días se producen millones de desplazamientos. En todas las familias hay un coche, dos, tres o incluso cuatro. Pero como en España TODO es una basura integral, la formación vial impartida por las autoescuelas no podía ser menos, pues hasta el más tonto de la aldea sabe que es un sacacuartos descarado del que todos trincan para enseñarte tres señales, meter primera, segunda y tercera, paga, paga y vuelve a pagar, y vete al examen a ver si apruebas y si lo haces paga de nuevo y adiós que te vaya bien.
 
 
 

Trincan las autoescuelas, que si por ellas fuera con menos de 50 clases no estás preparado para ir al examen, trincan los ayuntamientos, pues donde vivo el centro de exámenes es sospechosamente privado (o sea, de algún amiguete del alcalde), trinca la DGT con unas tasas abusivas haciendo pagar por todo, y por supuesto trinca el Estado. Y tú paga, paga y paga y el carné se te va a mil y pico euros si se te da bien, lo cual me parece una auténtica barbaridad de dinero. Y todo para obtener una formación vial lamentable y a los hechos me remito. Te enseñan doscientas mil cosas absurdas y en lo realmente importante no inciden. Así lo veo yo, así lo sufrí cuando me saqué el carné y así lo he visto en mi hermana pequeña cuando recientemente se lo ha sacado.
 
 
 

 
Por lo que veo cuando cojo el coche, y en absoluto quiero decir que yo sea perfecto conduciendo, a buen seguro cometeré también fallos, pero es inaudito las cosas que observo, de falta absoluta de formación, de pasotismo, de dejadez, de egoísmo, del aquí vengo yo y apártate, de llevar haciendo las cosas mal muchísimos años sin ni tan siquiera percatarse de ello. Es algo inaudito.

Aquí voy a enumerar algunos de esos fallos, algunos gravísimos y otros no tantos, pero también fallos al fin y al cabo. Si alguien se siente aludido por favor que recapacite, por el mismo y por los demás:
 

-      El tonto del carril central. Es una guerra perdida, simple y llanamente. Me llevan los demonios. Le denomino así al bobo, lelo, empanado, tonto, que se apalanca en el carril central o incluso el izquierdo en una autopista de tres o más carriles, generalmente a una velocidad de 90-100Km/h o incluso menos, y hasta casa sin ningún problema, tan feliz con su musiquita puesta. Lo hace todos los días a todas horas por sistema.
No se da cuenta del riesgo que provoca, no se da cuenta que va obligando a todos los demás a cambiarse continuamente de carril para adelantarle y cada vez que hay un cambio de carril hay un riesgo de accidente.
No se da cuenta que le van adelantando continuamente coches por la izquierda y por la derecha. Da igual, no se percata, incluso de vez en cuando exclama ofendido que está prohibido adelantar por la derecha, o que cómo es la gente, que a dónde irán con tanta prisa.
Son gente que quizás lleven conduciendo así 10 o 15 años sin darse cuenta del error, sin que nadie les haya advertido o en caso contrario haciendo caso omiso. Pienso para mi que circulan por el centro porque por la izquierda les da miedo el muro de hormigón y porque no corren tanto para circular por este, y por la derecha como hay incorporaciones es un tostón ir frenando, facilitando la incorporación…asique al centro y ahí hasta casa. Yo he llegado a pitar a alguno o a dar las luces, que de forma escandalosa me los he encontrado hasta 80 km/h poniendo en serio riesgo la circulación y me apuesto los pocos ahorros que tengo que no saben ni  por qué les pitas. Es sancionable, aunque me parece que son a cuatro a los que habrán multado por esto. No entiendo como la DGT no hace campañas al respecto pues solo hacer falta salir un minuto a una autopista para darse cuenta de esto. Me parece gravísimo.
Mal esta circular por el carril central o el carril izquierdo. Pase, para demostrar que no soy quisquilloso, si vas a una velocidad adecuada, no me parece grave aunque no es correcto, yo a veces lo hago, pero es inaceptable apalancarse en el carril central o el izquierdo sin dejar pasar a nadie a una velocidad baja porque realmente estas poniendo en peligro la circulación y aumentando el riesgo de accidente. Se circula por la derecha, pero esto por lo visto hay gente que no lo entiende o no lo quiere entender.
 
 
 

 

-      El tonto de la lluvia: Cuando llueve siempre se dice que hay que reducir la velocidad y tomar precauciones como dejar más distancia de seguridad con el que va delante. En este aspecto hay dos tontos. Uno, el tonto number one, que ya no es que tome precauciones, es que va pisando huevos circulando a una velocidad extremadamente lenta provocando atascos, creando inseguridad a los demás, poniendo nervioso a todos los conductores. En contraposición a este tonto hay otro aún más tonto, el tonto number two que es el que corre aún más que cuando la calzada está seca, poniendo en serio riesgo la circulación pues ante cualquier eventualidad es imposible que pueda frenar a tiempo. Aquí se incluye el típico chorras que diluviando cuando las condiciones de la circulación obligan a no pasar de 90 (80-90 km/h, no 50) te adelanta a 140, 150, 160 por la izquierda levantado una cortina de agua que hace imposible de ver nada durante unos segundos. Yo siempre digo la misma frase: será que llega tarde al bar. Ambos tontos son peligrosos y provocan accidentes graves que en días de lluvia se traducen en atascos kilométricos para acceder a las grandes ciudades. El gasto económico de esos días no me lo quiero imaginar, de gasolina quemada en el atasco sin ton ni son (dinero literalmente tirado al suelo), de la pérdida de tiempo de toda la gente que hay en el atasco que llega tarde a trabajar. Hay gente que ve la lluvia y con perdón de la expresión "se caga viva" al volante.
 
 
 
 

 

-      El del stop en la rotonda. Este tipo de conductor es el que llega a una rotonda y en vez de ceder el paso si viene alguien, o tirar si no viene nadie, pues no hace el ceda el paso sino un stop, venga o no venga nadie. Un stop obliga a parar sí o sí, un ceda el paso no.
No es un error grave pero ralentiza la circulación. Cuando hay tráfico y es necesario aligerar la circulación provocan atascos innecesarios. Suelen ser gente insegura al volante. En la acera contraria está el denominado “tonto de la rotonda” que es el que en vez de cederte el paso en la rotonda mete un acelerón para colarse antes de que llegues tú obligándote incluso a frenar para no tragártelo. Suele ser gente que va de sobrada al volante, se consideran ases, los del yo controlo.
 
 
 

 

-      El rebaña-rotondas: es el conductor que haciendo caso a lo que le enseñaron en la autoescuela (no entiendo porqué lo enseñan así pues es un peligro comprobado) para hacer un cambio de sentido en una rotonda coge el carril exterior y voy girando voy girando voy girando silbando la canción del puente sobre el río Kwai hasta mi salida. Va “rebañando” la rotonda.
En una rotonda de cuatro salidas por ejemplo a mi modo de ver y según mi experiencia al volante para salir por la primera, segunda e incluso tercera salida sí se puede coger el carril exterior, para la cuarta está el carril interior. No es un fallo grave pero a veces provocan accidentes, frenazos para evitar choques y lentitud en la circulación.
 
 
 

 
-      El mirón. La clásica que vas por la carretera y pone accidente. Después de comerte “x” kilómetros de atasco llegas al lugar del suceso y ves que lo que ha pasado es que el de delante ha frenado y el de detrás se le ha comido, sin heridos ni nada. Hay mucha gente que frena o incluso se detiene a ver qué ha pasado, lo cual hace que lo que podría ser un leve atasco de unos pocos cientos de metros se convierten en atascos kilométricos.
 
 
 

 

-      El preferente  o importante. Es aquel que se piensa que el hecho de dar el intermitente le da automáticamente la preferencia. Así en la incorporación a la autopista no te cede el paso, sino que se mete porque ya lleva el intermitente dado, obligándote o a meter un frenazo brusco o a cambiarte de carril a bastante velocidad con el riesgo de accidente. Le da igual que vengas tu por allí en ese momento y lleves la preferencia, él es más importante.
Al igual vengo observando que esto mismo ocurre en autopista o autovía o incluso ciudad. Automáticamente dan el intermitente medio segundo y se cambian de carril obligándote a frenar, bien para no tragártelo o bien para mantener una distancia de seguridad adecuada. Esto demuestra un profundo desprecio por las normas de circulación y por los demás conductores, propio igualmente de aquellos que van sobrados al volante o de personas que creen que su tiempo y su vida vale más que la de los demás.
Reitero que igualmente es obligatorio facilitar la incorporación. Facilitar, no clavar los frenos para que el otro se meta.
Al igual en relación a esto que hablo hay otro imbécil, porque hay que llamarle así, que es el que primero inicia la maniobra de cambio de carril y cuando va a la mitad de la misma ya sí da el intermitente. A buenas horas, tontainas.
 
 
 

 

-      El peatón tonto del semáforo: esta nueva modalidad, que también es seguridad vial se ve en los semáforos modernos que incluyen un botoncito para cuando el peatón quiere cruzar. La idea es buena: si el peatón quiere cruzar pulsa el botón y el semáforo se pone en rojo y los coches paran. Si nadie pulsa el botón el semáforo permite el paso. Pues bien, estoy ya HARTO de estar parado momentos interminables ante semáforos de este tipo donde no está cruzando NADIE. Hay veces que ves que el sujeto en cuestión ha llegado, ha pulsado el botón y como no venía nadie cruzo en rojo y al rato se pone en rojo para los coches, en ese momento llegas tu y a parar cuando no está cruzando nadie. Otras veces directamente no ves a nadie. ¿Habrá pulsado el botón el fantasma de una niña que murió en aquel lugar hace 500 años y el pitido del semáforo no la deja descansar? ¿Estamos ante un caso de Cuarto Milenio? Ves allí una cantidad de coches, parados para nada, perdiendo el tiempo y gastando gasolina que es literalmente tirada.
 
 
 
 

 

-      El listillo de la cola. Es otra modalidad de listillo, de espabilado que me saca de mis casillas.
Muchas veces debido a las fantásticas carreteras que tenemos se forman atascos impresionantes porque toda la masa de coches o gran parte de ella quieren coger la misma salida, y claro, ya está el atasco montado. Claro ejemplo es la incorporación de la A2 a la M30 sentido entrada a Madrid, la incorporación de la AP-7 en Valencia a la A3 o la incorporación de la M40 a la A-6 en Madrid. Pues el listillo de este caso es el típico que haciéndose el tonto (o el listo) apura hasta el final para en el último momento donde apenas si hay hueco meterse haciendo al que viene detrás que meta una frenada brusca para no tener un accidente, o bien se salta un kilómetro de atasco para meterse mucho más adelante donde hay un hueco obligándote a clavar los frenos. Y tú como un imbécil desde hace veinte minutos y un kilómetro y medio atrás para arranca para arranca…. Es una falta absoluta de respeto por los demás conductores y además provoca más tardanza y más atasco en claro perjuicio para los que se han puesto en la cola los últimos respetando las normas de circulación y de civismo. Puedo entender que haya algunas personas que despistadas porque no son del lugar se den cuenta tarde al ver el cartel o la salida, pero a muchos, la mayoría, no les vale esta excusa, es que simplemente tienen un morro impresionante.
 
 
 

 

-      El tonto de la doble fila. Es un tipo peligroso que se caracteriza por un desprecio absoluto a la circulación y por los derechos de los demás. Hay sitios y sitios donde dejar un momento el coche en doble fila, yo creo que casi todos los hacemos, pero hay sitios y sitios...
Este tonto deja el coche en doble fila en lugares peligrosos que generalmente entorpecen muy gravemente la circulación incluso pudiendo provocar un accidente, por ejemplo una calle de doble sentido con un carril en cada sentido o calles muy transitadas de doble sentido de dos carriles por cada sentido, que en cuanto hay un coche en doble fila se forma un atasco.
 A veces se bajan para ir a hacer lo que tengan que hacer (por ejemplo algo tan importante como ir al bar) y otras veces están dentro del coche y no porque les pites, les insultes o vean que están formando la de Dios es Cristo osan apartarse o mover el coche ligeramente. Recientemente me ha pasado, una tipa en un Ford Focus en doble fila metida dentro del coche en una calle de dos carriles de doble sentido, o sea un carril por sentido, y encima coincidiendo en un giro, en una intersección. El atasco de una rotonda regulada por semáforo, los autobuses, un montón de coches…Había una formada de cuidado. Pues la tía con sus santos ovarios allí plantada sin moverse. Yo no fui el único que la pité, pero ni caso. Un desprecio total y absoluto.
 Son peligrosos porque pueden provocar accidentes, atropellos, ponen a los demás de mal humor, etc….Sencillamente a este tipo de cretinos los odio profundamente por el desprecio que tienen por los demás. Incluso a veces he visto a conductores aparcados en doble fila entorpeciendo gravemente la circulación teniendo sitio 20 metros más adelante donde parar sin molestar. Son peligrosísimos, muestran igualmente un desprecio mayúsculo por las normas y por los demás conductores. Yo a veces también dejo el coche un momento en doble fila, pero joder si veo que estoy molestando o poniendo en riesgo la seguridad me voy a otro lado. Es de sentido común, pero amigo...que poco me gusta apelar al sentido común siendo el menor de los sentidos.
 
 
 
 

 

-      El alelado. Es un tipo que va en su mundo, como el del carril central. En este caso el alelado se puede detectar en semáforos, rotondas, etc…El alelado suele ser extremadamente prudente asique frena en el semáforo 20 metros antes. Y en ese momento en el que está parado ante el semáforo en rojo su mente desaparece durante un espacio de tiempo indeterminado, como si un ángel bajara del cielo se le llevase de paseo por las nubes durante el tiempo que dura el semáforo en rojo. Pasado el tiempo estipulado el semáforo se pone en verde para los coches pero el alelado sigue ausente, la guerra no va con él. Unos segundos después, muchas veces tras varios pitidos e improperios de los que van detrás el alelado vuelve a la tierra y se da cuenta que está en verde el semáforo. Acelera tranquilamente, pues lo que a él le importa es pasar él, como si fuera él solo por el mundo, como si detrás de él no hubiera una fila de 20 o 30 coches que también van a algún sitio, incluso con prisa. Al final resulta que pasa él, tres más que vienen detrás y el cuarto que se lo pasa en ámbar casi rojo, y el resto a parar de nuevo, gracias al lelo. Así, donde deberían haber pasado con fluidez y agilidad doce. catorce, dieciséis coches, pasan 4-5 gracias al alelado. Eso si, él ya ha pasado y se va felizmente en su mundo de fantasía en paz con Dios y con el mundo.
Este tipo de conductores entorpece la circulación gravemente, crea atascos totalmente innecesarios y a veces hasta provocan accidentes, desesperan al resto de conductores, que si además da la casualidad que ese día vas con prisa puedes llegar a ponerte violento y agresivo.
A mi desde luego este tipo de conductores me sacan de mis casillas porque solo miran por ellos sin importarles los que vengan detrás. De nuevo egoísmo, falta de principios, de conciencia y de respeto por las normas de circulación.
 
 

 
-      El holgazán del aparcamiento: es el clásico individuo que teniendo sitio de sobra para aparcar deja el coche mal estacionado para no andar 20 metros más que sin duda le suponen un gran esfuerzo. Algunos lo dejan subido a la acera, otros aparcan en una curva con raya amarilla, otros con raya amarilla reduciendo la circulación de dos sentidos a uno solo.
Son gente peligrosa, pueden provocar y provocan accidentes y encima muchos tienen suerte y no les multan en la vida. En mi barrio hay unos cuantos. Yo de hecho alguna vez he estado a punto de tragarme al autobús que viene de frente al girar la calle donde muchas veces suele haber uno mal aparcado habiendo sitio de sobra 10 metros atrás, pero claro, ahí le pilla justo enfrente de casa.
Luego hay otro conductor que es el que por sistema aparca mal y ya tiene el sitio cogido. Por ejemplo una calle perpendicular a donde yo vivo es una calle muy poco transitada donde a un lado hay aparcamiento en fila y al otro lado hay raya amarilla que prohíbe el aparcamiento y la calle es de dos sentidos. Pues esa calle ha quedado reducida a un único sentido en el que si te viene uno de frente has de detenerte tu o él porque lo dos no pasan la mismo tiempo. No pocas veces hay sitio de sobra para aparcar bien pero aparcan mal ya por vicio, por dejarlo enfrente del portal o porque lo dejo ahí por la noche tarde que no hay sitio y ahí se queda el coche 4 días mal aparcado. Una vez ya me cansé de ver mal aparcado a un coche durante cuatro días seguidos y le dejé una nota diciéndole que la próxima vez llamaría a la policía.



 

A grandes rasgos estos son los fallos que veo al volante en el día a día, aunque si lo pienso seguro que hay muchos más. A la seguridad vial en España le doy un 6, que es un aprobado justillo. No es horrible pero es manifiestamente mejorable.
Algunas cosas son fallos graves de formación y de conceptos. Otros fallos son propios del pasotismo y de no querer hacer bien las cosas.
 
El tema de las multas, la DGT y demás....casi lo dejamos para otro día.

jueves, 22 de enero de 2015

La vida en el paro y el hundimiento personal


Cuando uno se queda en el paro, o como es mi caso y el de muchos jóvenes ni nos dejan llegar a empezar a trabajar se desencadena un proceso más o menos común a todos. Como cuando un psicólogo habla de la muerte de un familiar: duelo, negación, dolor, asimilación, nostalgia, recuerdo etc….

 
Voy a contar mi caso como retrato de este proceso pues seguramente muchas personas se identifiquen plenamente con ello.




 
Sin ánimo de contar mi vida trabajé en diferentes empresas mientras estudiaba para ganarme los cuatro duros que me servían para mis gastos particulares que era pagar la gasolina que gastaba, divertirme y la factura del móvil.
Del lugar donde trabajaba en cuanto sonó la crisis me echaron porque había que recortar un sueldo en el departamento al que yo pertenecía y el menos útil, pese a que ganaba menos de 500 euros a media jornada, era yo, además del último en llegar. No te preocupas demasiado, ya encontraré algo, te dices. Lo dices porque nunca te ha faltado trabajo, como si ahora te resfrías evidentemente no piensas que te vayas a morir de un constipado. Has tenido muchos resfriados y hasta gripe y no te has muerto ¿no?
 
 
 

Como vi que con lo que tenía a nivel de estudios y de experiencia difícilmente podía ganarme la vida (un módulo de grado superior que no me gustaba nada y media carrera de ingeniería que abandoné porque pudo conmigo) decidí apostar por otro módulo de grado superior que siempre había querido estudiar y que posteriormente ha sido mi ruina: la construcción. Claro, quien de nosotros, pobres infelices, íbamos a saber en el año 2007 lo que estaba por venir, cuando hasta entonces era una profesión con muchísimo trabajo.
 
 
 

Ya en el 2009 me di cuenta que algo malo se nos venía encima, pero ni por asomo podía imaginar hasta que punto. Fue el primer verano desde los 18 años en que no encontré nada de trabajo, no me llamaron de ningún sitio. Como siempre he estado estudiando he trabajado todos los veranos en mejores o peores empresas, y jamás me ha faltado un sitio para una sustitución. Mejor o peor pagado, pero siempre he tenido algo. Primera toma de contacto con la crisis.

Pues ese verano del año 2009 no conseguí trabajo de nada. Digamos que esta podría ser la fase en la que te das cuenta del problema, no de su magnitud en absoluto, pero te das cuenta que las cosas están…no demasiado bien. Pero piensas que con tesón, trabajo y buen saber saldrás adelante, como ha sido siempre. Estás animado, eres optimista. Te coges el coche y te pateas 30 polígonos industriales echando cv en todas las garitas y aunque el 70% de las empresas o han cerrado o no te lo cogen no te desanimas. Aun crees en “el no ya lo tengo” y esas cosas que te dicen los que no han pasado por el calvario, de hecho tú mismo te lo dices. “Por ir a preguntar no se pierde nada”, te repiten.
 
 
 

En septiembre reanudé el ciclo formativo para terminar el segundo año que me quedaba y le terminé en marzo, momento en el que pasas a hacer prácticas en empresas como última parte del ciclo para obtener el título oficial. Después de haber conseguido aprobar con muchísimo trabajo vas con toda la ilusión a la empresa a demostrar lo que vales, lo que sabes, y de intentar quedarte trabajando allí.

Hice unas prácticas vergonzosas donde me despreciaron, humillaron y ningunearon…en fin no quiero seguir por ahí pues no es el tema. Solo decir que el primer día cuando llegué junto a otro compañero y amigo no tenían ni sitio para sentarnos, ni trabajo que darnos, ni tiempo que dedicarnos y casi ni nos esperaban pues nos recibieron como si fuésemos gente extraña que vas a una empresa de ingeniería a entregar un Cv de repartidor de pizzas. En otras palabras: sobrábamos. ¿Entonces para qué cojones pides gente de prácticas? Pues para aprovecharse fiscalmente de las ventajas que da el Estado y sacar el trabajo gratis a costa de los becarios (nosotros no éramos ni becarios) y ni tan siquiera, pues ni siquiera tenían trabajo para todos los que estábamos allí. Así funciona España. Al segundo día nos llamó el jefe a su despacho para decirnos en palabras textuales “da igual lo que hagáis, lo que trabajéis o lo buenos que seáis que aquí no os vais a quedar”. Después de oír eso ¿con qué ganas vas cada mañana a trabajar? Fueron tres meses perdidos, tirados a la basura donde no aprendí nada y donde lo único que hice fue comerme unos atascos mañaneros descomunales y gastar embrague y gasolina. Tres meses donde me tiré ocho horas cada día sentado frente a un ordenador común de todos los que allí trabajaban que apenas podía usar. En este momento me di cuenta que trabajar de delineante- sector de la construcción iba a ser misión imposible y empiezas a preocuparte, a darte cuenta que no solo vas a tener que dar lo mejor de ti sino que como decían en la guerra de las galaxias: que la fuerza te acompañe.
 
 
 

Tras acabar las prácticas allá por junio del año 2010 me esperaron seis meses parado. Seis meses muy jodidos donde empiezas a reflexionar seriamente que está pasando en tu vida y qué puedes hacer para salir de donde estas metido.

Pese a que en este momento podríamos decir que cambias de fase y te empiezas a dar cuenta de lo que está pasando, de la magnitud de la crisis, te das cuenta que no es que a ti no te vaya a pillar, es que ya te ha pillado. Pero ahí estaba aun en la fase en la que todavía era muy optimista respecto a mi futuro. Crees que la situación económica mejorará en breve, que tú eres un tío currante y válido y que en cuanto tengas suerte y te llamen de algún sitio vas a tener trabajo, vas a dar lo mejor de ti mismo y vas a convencer y a salir adelante. De hecho incluso aun albergaba alguna esperanza de encontrar trabajo en el sector de la construcción. Ignorante de mi.
 
 
 

A los seis meses, en el mes de noviembre del año 2010 me llaman de una multinacional española gigantesca,donde me contratan de operario de fábrica durante tres meses. A los tres meses de comportamiento ejemplar me renovaron otros tres, y ya en abril con la excusa de que todo estaba muy mal me echaron, a mí y a otros 200. Al día siguiente entraron otros 200 y pico. Así las gastan las grandes empresas.

Pues bien, durante esos seis meses de trabajo, muy duro trabajo, donde no un día ni dos ni tres trabajé diez horas diarias andando sin parar durante todo ese tiempo hasta 20 km diarios para ganar más dinero de las horas extras, sabiendo, siendo consciente de que ese dinero extra podía ser mi tabla de salvación por cuanto podía apretar la crisis, donde en seis meses no falté ni un solo día, fui todos los días extras que pidieron,pues casualmente las horas estaban bien pagadas, al llegar a casa molido me dediqué con todas mis fuerzas a echar Cv por todas partes.
Como se suele decir, eché el resto, puse toda la carne en el asador. Si veía una obra por la calle con el cartel de la empresa que hacía la obra lo buscaba en internet y mandaba el cv a la empresa. En la bolsa de empleo del instituto donde estudié, que llevan sin publicar una oferta de empleo casi desde que terminó la guerra de la independencia cuando antes cada semana publicaban dos o tres, me dediqué a mirar TODAS las empresas que antaño habían pedido gente, a buscarlas en internet y mandarles mi cv directamente con un texto personalizado. Estaba seguro, convencido que alguna me contestaría, que conseguiría una entrevista, que el tesón y el trabajo que estaba invirtiendo acabaría teniendo premio. Me decía a mi mismo: “pero hombre, en estos seis meses que vas a estar trabajando mal se tendrá que dar para que no encuentre otra cosa”. Pobrecillo de mi, otra vez.
 
 
 


Durante esos seis meses claro que hubo alguna empresa que me contestó, para decirme que cerraban o que estaban en un ERE. La inmensa mayoría no me contestaron. Muchas estaban en concurso de acreedores. Tan sólo en esos seis meses conseguí ir a una entrevista de un individuo que me ofreció trabajo durante seis meses a cambio de 400 euros y luego supuestamente ya me contrataba por mil euros. Tengo claro que ese tío a los seis meses me había echado a la puta calle para coger a otro por 400 euros al día siguiente. En aquel momento, cuando tenía cinco años menos que ahora y estaba trabajando le dije que no, totalmente convencido. Si es ahora me lo pensaría muy seriamente. Una muestra de cómo la miseria y la desesperación hace cambiar a las personas y del nivel de pobreza al que hemos llegado. Cuando tus esperanzas de progreso en la vida han sido aniquiladas sin piedad alguna es de imperiosa necesidad replantearte tu vida y la sombra de largarte de tu nación se hace cada vez más grande.
 
 
 

 
En este momento vuelves a cambiar de fase. Empiezas a darte cuenta de tu situación personal real y de la situación global, que la cosa es mucho peor de lo que tú pensabas, que el problema no se va a arreglar en un año ni en dos ni en tres, que si los demás no son ni más listos ni más tontos que tú y están en tu situación o incluso peor, te preguntas, si como dice la canción de Pink Floyd eres otro ladrillo más en la pared por qué vas a ser mejor o más listos que ellos, por qué habrías de encontrar un trabajo donde el resto no encuentran nada. Yo nunca me he creído más listo ni más tonto que el resto. Empiezas a resignarte, a maldecir, a desesperarte. Te rebelas, te indignas.
 
 
 

Dice un dicho que el hambre te hace plantearte cosas que ni te imaginas de ti mismo. Pues parafraseando este dicho, la crisis, el paro y la desesperación te hacen plantearte cosas de ti mismo que ni te las imaginabas antes.
Quiero aclarar una cosa: lo normal es lo de antes, no lo de ahora. Porque hay gente que dice que lo de antes no era normal, y cuando digo “lo de antes” me refiero a poder opositar, a tener un trabajo, no a tener a tus pies 5 trabajos y que un pelele de 21 años llevase un Audi de 35.000 euros. Eso no, lo otro si.

 

Pues bien, en abril terminé de trabajar en esta empresa ( me echaron) y entonces es cuando me di cuenta de lo mal que estaban las cosas, del laberinto en el que estaba metido, pues no volví a encontrar nada, pero lo peor estaba aún por llegar con creces.
España es así, cuando crees que ya estas hundido en lo más profundo de tu miseria te das cuenta que no vas ni por la mitad. Si en aquel momento hubiera sabido lo que voy a contar a continuación…sinceramente no se qué habría hecho con mi santa vida.
 
 
 

 
En Julio del año 2011 asediado por el paro, asfixiado económicamente sin apenas tener ni 30 euros para invitar a una pizza a mi novia que por aquel entonces acabamos como quien dice de conocernos y siendo realista que de delineante no iba a encontrar trabajo ni en 15 años en España me planteo otras soluciones y me presenté a un examen-oposición para hacer un curso de una profesión que no voy a contar aquí, pero una profesión fabulosa, bonita, bien pagada….Era mi tabla de salvación y si conseguía la plaza para ese curso el cielo se abría ante mi. El examen era solo para hacer una selección para acceder al curso, pagando un montón de dinero, por supuesto, como si fuera un máster. Me tiré desde que supe que salía el examen estudiando hasta la fecha como un loco, sin ni tan siquiera ver a mi novia. Sabía que sacar plaza era posible, que iba a pelearlo porque era posible y porque el futuro de esa profesión merecía la pena para mi y para mi futura familia. Aun recuerdo aquella conversación con mi padre cuando le comenté el plan y el precio del curso. "No te preocupes hijo-me dijo- tú céntrate en intentar sacar la plaza que ya conseguiremos el dinero de donde sea". Recuerdo aquellas palabras como un empujón descomunal que me hizo tener fe ciega en la victoria.
 
 
 

Pues sí, lo conseguí. Por una vez no estaba en la cola de los perdedores, de los fracasados, de los que buscan trabajo. Por una vez me tocó jugar la Champions League. El trabajo y la fe ciega en la victoria habían tenido su premio. Y así en septiembre,gracias a la ayuda tremenda de mis padres a nivel económico pude permitirme hacer el curso e irme un año a vivir a Barcelona, que es donde saqué la plaza.

En aquel momento pensé, estaba seguro, totalmente convencido que lo peor ya había pasado. Que todos aquellos trabajos basurientos, explotadores de cogecajas, de mandado, de sueldos míseros rodeado de apestosos y de inmigrantes de la peor calaña, auténtica gentuza delincuente, ya habían acabado. Iba a tener una profesión cojonuda y además merecidamente. El futuro era prometedor y mientras el resto se hundían yo sacaba la cabeza. Fase optimista. Te sale algo bien y crees que ya has pasado página, pero no amigo.
 
 
 

Durante el año que viví en Barcelona juro por Dios que viví en la más absoluta humildad, comprando lo más barato del supermercado para comer, sin darme ni un lujo, sin salir ni un sábado a tomarme una copa a un garito, sin tomarme una cerveza, sin ni tan siquiera comprarme una bolsa de patatas fritas para merendar, todo para estar centrado en los estudios y no gastar más que lo imprescindible, que era el alquiler, los gastos derivados (agua, luz, gas e internet) y comer, y nada más. Ni en el descanso de las clases donde los demás iban a tomarse un café y un bollo de desayuno al bar yo me llevaba una botella de agua y un sándwich hecho de casa. Donde los demás iban en metro o tren a clase yo iba andando para ahorrar gastos y de paso hacer algo de ejercicio. Donde los demás volvían a sus hogares una vez cada tres semanas yo lo hacía cada tres meses.
 
 
 

Me costó Dios y ayuda sacar el curso, estudié como no he estudiado nunca pues era un campo que desconocía por completo, pero lo saqué. La presión fue brutal y lo pasé horrible allí solo. No quiero ni acordarme de los meses que pasé en aquel lugar. Sólo pensaba en terminar bien y empezar a trabajar para ganar dinero y empezar a vivir mi vida junto a mi pareja.
 
 
 

 
Y así en julio de 2012 terminé aquella aventura con la sensación de haber encontrado mi profesión definitiva y que no había vuelta atrás después de aquello. Lo había conseguido gracias a mis méritos, a mi trabajo, me había repuesto de todas las adversidades, me las había apañado solo cuando en septiembre no sabía ni hacerme un filete a la sartén. Lo que no sabía era los años que me esperaban por delante que es la fase donde estoy actualmente, que es pasando los peores años de mi vida sin ninguna duda. Ni en mis peores presagios podía pensar que tres años después de aquello no iba a haber ejercido la profesión aun. Gracias Mariano, gracias Montoro, porque los responsables sois vosotros. El odio hacia vosotros es tan profundo e infinito que jamás podré perdonaros lo que me estáis haciendo. Ni os podéis imaginar el daño mental y económico que me estáis causando. Solo espero que el día que vuestras vidas lleguen  su fin Dios os pida buena cuenta del daño que estáis causando a vuestros semejantes.

El tiempo fue pasando y lo que parecía que serían seis meses, un año como mucho para empezar a trabajar ya va para tres sin artes de nada.
 
Tres años de mi vida en una edad que no pocos reconocen como la mejor de la vida tirados literalmente a la basura, muerto y podrido de asco en casa, cada día más desmoralizado, más gordo, más hundido, más desanimado. Y hasta entonces había ido toreando la crisis con un trabajucho por aquí, con otro por allá, luego el curso en Barcelona, pero lo peor sin duda está pasando ahora. Desde que acabé el curso lo que estoy padeciendo es una auténtica odisea, una travesía por el desierto que está acabando conmigo.
 
 
 

Aquí cambias a una fase nueva, que es la peor de todas y la más larga por desgracia, la de la desesperanza, el hundimiento personal, la depresión, el asco, la ansiedad.
Te crees un tonto, un inútil, un cenutrio con ojos, te crees menos válido que el resto de los mortales, incapaz de hacer nada. Te vuelves más tonto por días. Te crees incapaz de hacer nada bien, de destacar en nada. Pasa un día, y otro…y otro…y ves que nada cambia si acaso a peor. Te levantas por la mañana, miras al cielo y piensas, ¿por qué, qué he hecho para merecer esto? Son las diez de la mañana y ya no sabes ni qué hacer y aun te queda todo el día por delante como martirio. El carácter te cambia, duermes mal, te vuelves malhumorado, serio, no te apetece reírte por nada, estás siempre enfadado, triste y para colmo lo pagas con tus seres queridos, con tu familia, con tus amigos, con tu novia, los que menos culpa tienen y a los que más les debes. Ya definitivamente después de llevar tanto tiempo pasando miserias y de tantos palos y tantas desilusiones dejas de buscar trabajo por aburrimiento, por desesperanza. Pierdes la ilusión por todo hasta por las cosas que antes te gustaba hacer. Eres incapaz de concentrarte en nada.





Es la sensación de fracaso y de ser un fracasado, de levantarte por la mañana y no tener NADA que hacer. Enciendes el ordenador, ves las noticias asquerosas de la actualidad (un par de casos de corrupción como base) y a las 10-10,30 ya no sabes que hacer. Se te caen los muros de la habitación encima. Pasas días enteros en pijama sin salir a la calle soñando con un futuro mejor mientras te sigues preguntan por qué, qué has hecho mal, en qué te has equivocado. Tu vida es un castillo de naipes que se derrumba y ya ni en tus peores sueños te imaginabas en esta situación terrorífica, que casi hasta añoras tu vida de hace 2-3 años cuando ya de por sí estabas con el agua al cuello. Ya no sabes ni con qué llenar tu vida porque aborreces todo. La lectura, ver una película, la bici, el fútbol, cualquier cosa la aborreces, eres incapaz de centrarte en nada y todo lo abandonas o lo dejas a medias. Cómo no haces nada empiezas a engordar, cómo no vas a ir a ningún lado dices: ya me ducharé y me afeitaré mañana. Total qué más da. Descuidas tu aspecto, tu vestimenta.
 
 
 

Ves que hay gente muy mal, peor que tú, pero también ves gente que mantiene su trabajo. Ellos se pueden seguir permitiendo irse de vacaciones, irse un fin de semana de turismo, comprarse esto o lo otro y mientras tú ves que cualquier mínimo gasto es un gasto enorme. Recortas de todo hasta no gastarte ni un céntimo. Donde antes de tomabas una o dos coca colas ahora no te tomas nada. Donde antes te comprabas una carcasa para el móvil ahora no te compras nada. Donde antes gastabas 20 euros ahora gastas 5 euros y te gastas 5 euros como aquel que se ha pulido 400 euros en irse a comer por ahí un domingo. Ya no digo gastarte 20 o 30 euros….Eso en una ocasión muy especial.
 
 
 

La desesperación te hace volverte un ser indeseable y arisco hasta contigo mismo, pues ya miras con recelo al que tiene trabajo aunque ese otro sea tu padre gracias al que comes todos los días y duermes en una cama caliente, tu hermano o tu novia. Casi les obligas a pedir perdón por trabajar o sentirse culpables por ello. A esto hemos llegado. Me avergüenzo de ello profundamente pero como digo el día a día del parado es extremadamente cruel, duro, terrorífico, solitario y hace que llegues a pensar cosas que antes de haberlo visto en otras personas habrías sentido asco.
 
 
 

Intentas buscar explicaciones, culpables. Haces autocrítica-“algo habré hecho mal”. Te autoinculpas incluso por haber elegido unos estudios, por no haber hecho caso a fulano o a bengano. ¿Por qué no haría esto o lo otro? ¿Por qué no estudié aquello otro? ¿Por qué no aprendería aquel idioma? Pero la realidad pensándolo fríamente es que no eres culpable. A toro pasado todo se ve muy bien, muy fácil, muy claro. El viernes a las 6 de la tarde no tienes ni idea de que número va a salir en el Euromillón. A las 10 de la noche dices: “joder, ¿por qué en vez del 27 no pondría el 37 y en vez del 8 el 12?”. A tiempo pasado se ve todo muy fácil y obvio. La realidad es que salvo casos contados no eres culpable de haber estudiando arquitectura, derecho, economía, medicina, magisterio o industriales. Los culpables son otros y esos culpables se están yendo de rositas con retiros dorados pagados por nosotros. Eso lo piensas luego fríamente, pero la desesperación te lleva a pensar que tú eres el culpable de ello.
 
 
 

Antes incluso te resignabas, hablabas de la crisis con los demás, de los desgraciados que nos han llevado a esto, de lo mal que esta todo, de la corrupción. Ahora ya directamente no quieres hablar de ello porque es un tema que te supera, te aborrece solemnemente porque ya no tienes ni fuerzas para criticar ni analizar nada. Ya es asco, aburrimiento, desesperación. DESESPERACIÓN, esa es la palabra más repetida.
 
 
 

 
Así pasas del “a mí no me va a pillar” al “bueno, yo confío en mi y por algún lado saldremos adelante”, luego pasas al “qué asco, joder como está todo, pero lo voy a seguir intentando porque el no ya lo tengo, no puedo dejar de luchar” para terminar en “no hay nada que hacer, todo es inútil”. Esa ha sido al menos mi evolución.
 
 
 

Todo te va minando la moral, el paro, el día a día, un día te suena el teléfono para ir un día a trabajar a un puto almacén 4 horas donde deseas no volver jamás y casi es peor el remedio que la enfermedad porque te das cuenta que todas las puertas se te cierran.
 
 
 

Es el proceso por el que yo he pasado, de la esperanza, las ganas de luchar, de salir adelante plantando cara a las adversidades, a la desesperanza, la depresión, el hundimiento personal. Por más que intentas llenar tu vida con otras cosas, hobbys, aficiones, etc.. cuando llegas a tal nivel de hundimiento personal todo es en vano.
 
 
 

 
Siempre he dicho que no sé lo que mis abuelos pasarían en la posguerra, aquello tuvo que ser horrible. Yo ese tipo de miseria no la he pasado, pero estoy pasando otro tipo de miseria. El mundo ha cambiado, las guerras ya no son como antes y la miseria tampoco es como antes. Ahora es otro tipo de miseria la que estamos viviendo muchos españoles. Ya no es la pobreza de antaño donde se pasaba hambre y si hacía falta se comían un gato o un perro y hasta ratas o la hierba del campo. Ahora no nos falta (en general) un plato de comida y una cama caliente, tenemos móvil, internet, un ordenador, pero lo verdaderamente importante en la vida que es tener un trabajo digno, una vivienda digna, poder irte de tu casa con tu novia, casarte, tener un hijo…todo eso es imposible. Y te ves con 31 años en esta situación, en este laberinto del que pensabas que ibas a salir en un rato y resulta que llevas siete años en él buscando la salida y que cada vez estás más perdido porque no tienes ni una remota idea de por donde tienes que ir. Es tristísimo esto que estoy contando.
 
 
 

Yo tengo 30 años, toda la vida por delante. Tengo una fe decidida a que seguro que saldré adelante, peor o mejor, más tarde o más temprano, siento auténtica lástima de mi, ves que tu familia y amigos también sufren por verte en este estado, pero cada uno tiene su vida que no es poco.
Pienso en los millones de españoles de cuarenta y mucho años en adelante que realmente tienen muchas posibilidades de no volver a trabajar jamás y por ende de vivir en la más absoluta miseria el resto de sus días, que a la sazón viene a ser la mitad de su vida, mendigando, viviendo de ayudas y de la caridad, con una paga de 400 euros y llegando a viejos sin una puta pensión condenados a tomar pastillas y antidepresivos para no tirarse desde una ventana. No me quiero ni imaginar en semejante situación lo que deben estar pasando estas personas. Si mi caso es para coger un fusil de asalto y presentarte en el congreso y cometer una matanza lo de estas personas ya no quiero ni pensarlo....Cada día les tengo en mis pensamientos, bien lo sabe Dios.
 
 
 

 
Esta es la democracia que tenemos cuarenta años después, la que HEMOS VOTADO ENTRE TODOS durante 40 años. Un estado insostenible elefantiásico hecho por y para los políticos con el aplauso y el apoyo del pueblo español, con los odios a flor de piel, el país a punto de romperse y un posible remedio que va a ser peor que la enfermedad no llamando a la puerta del poder sino tumbándola abajo para volver a los tiempos de la República, el exterminio y la persecución.
 
 

Cuarenta años después de la muerte de Franco, ¿a quién le echamos la culpa de la quiebra de España? ¿A Franco? ¿De qué coño vale la libertad que nos venden y tanto papel mojado de derechos si a la hora de la verdad nos han prometido derechos que no pueden cumplir como tener un trabajo digno o una vivienda digna? A mi las libertades políticas que se las metan por el culo lo que las parieron y los que las disfrutan para cometer fechorías y vivir del cuento, yo lo que quiero es un trabajo con el que ganarme la vida y un hogar humilde donde vivir.

 

Yo antes era una persona feliz, una persona con trabajo, una persona que podía tomarse una cerveza en una terraza, que salía por la noche a la discoteca como cualquier joven sin ver peligrar mi economía independientemente de si me tomaba una copa o dos, una persona que podía irse de vacaciones unos días a la playa. Una persona alegre, llena de vida, con miles de ilusiones, con una vida entera por delante y todo eso se ha derrumbado.
Hoy soy una persona que se avergüenza de sí misma, que se siente un auténtico fracasado. Te das cuenta como gente de tu alrededor tienen sus casas, firman sus hipotecas, tienen hijos, mientras siguen trabajando, siguen con su vida y tu sigues en lo mismo, o sea, en el hundimiento personal, en el paro y en la miseria. Rehúyes a verte con amigos por la vergüenza que supone responder: "yo igual, o sea mal" a la pregunta de que qué tal, si estás trabajando y que qué pasa con cierto tema personal. Te ves incluso desplazado en las conversaciones, pues mientras cada uno habla de sus problemas del trabajo, de sus casas, de problemas de la vida misma cuando creces, tú no tienes de qué hablar sino es del fútbol o del tiempo porque de lo demás ya prefieres ni hablar porque sientes como digo vergüenza y asco de ti mismo.
Mientras tus amigos de vez en cuando hacen planes como una escapada de fin de semana, tú aunque tienes dinero para irte de puente sabes que no debes gastártelo y que es mejor ahorrarlo por lo que pueda venir en el futuro, porque como digo te parece hasta una blasfemia, un pecado gastarte cien euros en irte a una casa rural entre 6, o solamente el hecho de ir a cenar a tal sitio  o a tomar algo en una terraza donde tus amigos no andan mirando el céntimo tú en cambio escatimas hasta 50 céntimos, te tomas una cerveza solamente, no tomas postre. Es muy lamentable y muy triste esto que estoy contando, llegar a este de extremo de tener que hacer tales recortes brutales en tu economía doméstica personal, y esto en la vida de un chaval como yo que no tiene que pagar nada como aquel que dice salvo la gasolina, el móvil y el seguro del coche.
 
 
 

Una mala racha la pasa cualquiera, de unas semanas, de meses, pero una mala racha que dura ya 7 años sin que veamos el final de túnel…eso no hay persona capaz de soportarlo, y en ello está España. Por eso aunque la economía a nivel estatal ha mejorado la situación de la sociedad en general y de muchas empresas es peor.

Ni en mis peores pesadillas pude padecer semejante martirio y lo que me quita el sueño ya no es lo que llevo pasado, el dinero que he gastado, el dinero que he dejado de ganar (suficiente como para comprar un piso) o incluso el daño moral, psicológico al que he estado sometido y estoy siendo sometido. Lo que de verdad me quita el sueño es cuánto me queda aun de padecer este calvario que llevo encima como una cruz que me ha caído con la mayor dignidad que humanamente soy capaz de soportar. Mientras tanto no perdemos la fe en Dios para que nos conserve el juicio que aun nos queda.