Esta es la carta de apoyo que envié hace unos meses al
Señor Obispo de Alcalá de Henares Juan Antonio Reig Pla ante el enésimo
linchamiento al que fue sometido este buen hombre.
Hola
buenos días. Miren me pongo en contacto con ustedes para apoyar al Señor Obispo
de Alcalá Monseñor Reig Pla ante el linchamiento que está sufriendo…una vez
más.
Como
siempre se oye más la voz de los anti todo no quiero desaprovechar esta
oportunidad para decir que aunque no demos tantas voces como ellos pues somos
gente más limpia, aseada y educada, también estamos ahí y somos muchos, y lo
más importante, poseemos la verdad y la dignidad, palabras que ellos usan mucho
pero desconocen su significado real. En la dictadura del pensamiento único
actual que padecemos ellos se autodenominan “demócratas” y son ellos mismos los
que reparten los carnés de buenos demócratas y malos demócratas.
Yo a
modo personal quería decirle a Monseñor Reig Pla y sí me gustaría que le
llegase este mensaje personalmente, que le admiro, le admiro profundamente, que para mí es un referente, y digo que es un
referente en una época que estamos viviendo donde ya no hay referentes, ni en
el Estado ni en la sociedad, ya no hay espejos donde mirarse porque la
corrección política y el nuevo orden con sus verdades y máximas grabadas a
sangre y fuego son irrebatibles y lo alcanzan todo, y el que se mueve no sale
en la foto.
Juan
Antonio Reig Pla es una persona excelente, y sobre todo le considero una
persona VALIENTE y COMPROMETIDA CON SU OBLIGACION.
Es
cierto, es mejor callarse como hacen otros muchos, incluso dentro de la Iglesia
y fuera de ella, y seguir sonriendo mientras, en el mejor de los casos te
aplauden, y en el peor caso te perdonan la vida un ratito más. Pero eso no es
ser valiente ni es cumplir con las obligaciones adquiridas, primero con Dios y
después con la sociedad y con la propia Iglesia.
Ante
el dantesco panorama actual de una España sumida en el paro, la desesperanza,
la corrupción generalizada, ante la degeneración moral de una sociedad que ha
perdido el norte definitivamente y que ha crecido educada (des-educada) en el
odio hacia sí misma, hacia su cultura, hacia su tradición, hacia su país, donde
la filosofía imperante es “el que venga detrás que arree”, no puede uno más que
estar agradecido a Juan Antonio Reig Pla porque para muchos ciudadanos, algunos
de corta o mediana edad como yo, sus palabras y saber que existe una persona
así es, sinceramente, un soplo de aire fresco en medio de tanto cretino y tanto
mediocre que copan los medios de comunicación manipulando o aleccionado
debidamente a las masas que se apoltronan horas y horas frente al televisor. De
las redes sociales mejor ni hablamos.
La
historia de la Iglesia es la historia de la persecución religiosa. Así ha sido
desde los inicios cuando los primeros cristianos se reunían en secreto en las
catacumbas a rezar en las primeras misas, y así seguirá siendo porque no hay
otro camino. Jesucristo fue perseguido, crucificado, muerto y sepultado. De
hecho somos españoles, algo sabemos de persecución religiosa. Que se lo pregunten
a nuestros mayores.
Los
dueños del pensamiento único actual exigen libertad de expresión para todos
cuando esos todos son ellos y sus ideas, para los demás no hay libertad de
expresión. Aquí hasta los terroristas pueden dar mítines o campar a sus anchas
arropados por cientos sino miles de personas y nadie hace nada, pero si habla
la Iglesia es algo intolerable y hay que censurarlo.
Pero
como dijo Juan Pablo II, no tengáis miedo. Ya lo sabemos, nos van a perseguir
con la ley, con las armas, con los medios de comunicación a su servicio pagados
por todos, con todo nos van a perseguir, nos van a machacar, nos van a
marginar, vamos a ser los ultras, los fachas, los apestados, los intolerantes.
Debemos contar con ello y no sorprendernos cuando nos llegue el momento del
linchamiento mediático. Yo sinceramente si semejantes personas no me llamasen
esas cosas me preocuparía que algo estoy haciendo mal. Pero no debemos
preocuparnos por los que se definen a sí mismos como sin Dios y sin Patria.
Podemos confiar en ellos, nunca cambiarán y si cambian bienvenidos sean al
camino del Señor. Serán bien recibidos, pues arrepentidos los quiere Dios.
No
me entretengo ni les entretengo más. Reciba todo mi apoyo Juan Antonio Reig Pla
y espero que no cambie nunca y que siga manteniendo el mismo compromiso con los
valores que defendemos, le moleste a quien le moleste. La Verdad solo tiene un
camino, y como se decía hace años, cuando España era más pobre en lo económico
pero más rica en lo moral: La Verdad ni teme ni ofende.
Para
terminar esta carta quiero finalizar con una frase que pronunció otro Santo,
San José María Escrivá de Balaguer refiriéndose a lo que está padeciendo Juan
Antonio:
“La
senda de la vida es demasiado bonita como para entretenerse con los perros que
nos van a ladrar por el camino. Ignorémoslos".
Un
saludo y que Dios nos cuide.
¡¡¡Viva
Cristo Rey!!!
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