lunes, 5 de febrero de 2018

Crónicas desde Cataluña IV y fin


Bueno pues mi aventura catalana ya llegó a su fin.
He pasado en esta segunda vez un año y medio, 18 meses en aquella región de ESPAÑA. ES PA ÑA.




Las impresiones que me llevo son buenas y malas.

Buenas porque francamente he vivido muy bien el tiempo que he pasado en Cataluña, he vivido en una ciudad de playa del Maresme que para una persona de ciudad, de secano como yo, que ve el mar una vez al año y si eso, pues sinceramente ha sido una experiencia muy agradable vivir este tiempo en una zona de playa. También porque por fin conseguí el trabajo que quería por el que llevaba tanto tiempo peleando, porque para mi ha supuesto un punto de inflexión donde si Dios quiere no me volverá a faltar el trabajo nunca. Porque llegar a un sitio nuevo donde no conoces casi nada es una aventura espectacular donde tienes todo por hacer y todo por conocer, y porque francamente Cataluña es una región muy pero que muy bonita, espectacular incluso, con playas buenas y bonitas, montañas impresionantes, un clima envidiable, se come muy bien y en general se vive bien.




He conocido las cuatro capitales de provincia y todas me han gustado. Barcelona la capital, la ciudad condal y señorial, impresionante, muy bonita y llena siempre de turistas. Tarragona llena de restos románicos y también muy bonita junto al mar. Lérida con su Catedral y sus restos antiguos en un clima de montaña. Y Gerona me sorprendió muy gratamente, quizás la que más, no me la esperaba tan bonita, tan antigua, tan medieval, tantos edificios de piedra tan antiguos y todo ello sin tener el agobio de una ciudad como Barcelona. Me sorprendió muy gratamente Gerona.


La Costa Brava merece un capítulo aparte. Impresionantes son sus paisajes, sus aguas, sus acantilados, su gastronomía. Por destacar lugares que he visitado por encima de todos destaca Cadaqués, un pueblo que lo único que te sale de la boca cuando lo ves es ”cuanto me gustaría tener aquí una casita” o “que suerte el que una vez jubilado pueda venirse a vivir a un sitio como este”. Como dice la canción de Mecano dedicada a Dalí: "mágica luz en Cadaqués". Cogimos una noche de hotel mi señora y yo y dado que mi señora es dormilona y yo no lo soy, cuando me desperté por la mañana sobre las 8, hablo del mes de Febrero-Marzo, una mañana envidable de sol donde no hacía nada de frío, me pareció un crimen quedarme en la cama sin hacer nada asique me fui solo con la cámara de fotos a dar un paseo, donde mi cara era de auténtica felicidad. Entonces entendí verdaderamente aquello de "mágica luz en Cadaqués".




Junto a Cadaqués es de obligada visita la casa de Dalí, en Portillgat, un lugar donde gastar la batería de la cámara de fotos. Si además hace un día típico de la Costa Brava  y casi diría de la Cataluña litoral como el que me hizo a mi, que en pleno mes de Enero o Febrero te puedes quitar el abrigo y disfrutar del mar o de la montaña, pues creo que poco más hay que decir al respecto.






El Monasterio de San Pedro de Rodas, cerca de Cadaqués y del Puerto de la Selva, en lo alto (muy alto) de una montaña, bien merece la visita. Un Monasterio precioso, muy bien rehabilitado y con unas vistas sencillamente espectaculares con el mar Mediterráneo de fondo creo que merece la pena con creces la visita, al igual que el cabo de Creus, un paisaje absolutamente lunar diferente en lo que es el paisaje habitual de la Costa Brava con sus acantilados y su vegetación tan mediterránea.







He hablado de otro pueblo arriba de pasada, el Puerto de la Selva, que es otro pueblo marinerito muy agradable y acogedor donde al menos cuando yo fui me hizo gracia ver más gatos que personas pululando por el pueblo.



Otro pueblo que me enamoró donde pasé mi últimos tres días en Cataluña fue Tossa de Mar. El castillo con sus callecitas, sus preciosas vistas, su estatua tamaño real la actriz Ava Garnder, todos los balcones y rincones perfectamente adornados y cuidados hacen de ello un entorno de una belleza incomparable. Por cierto, si visitan Tossa de Mar háganse un favor a ustedes mismos y prueben el plato típico cim i tomba. ¡Y no digo más!



En la provincia de Barcelona he podido saborear la esencia del Maresme que es donde he vivido, su gastronomía, su fruta y sus hortalizas cultivadas en los miles de huertos locales que se extienden a lo largo de la costa, las fresas de la zona que me encantaban. 





El norte del Maresme lo ocupa el mogollón turístico, desde Calella hasta la festivalera Lloret del Mar pasando por Santa Susana, Pineda de Mar, Malgrat de Mar o Blanes, que habrá quien lo deteste. ¡A mí me gusta! Para siempre me quedarán en el recuerdo las rutas con la bici por la costa. Por cierto, oficialmente el Maresme termina en Blanes, ciudad conocida como la puerta a la Costa Brava, donde empieza esta. Además el tren de cercanías de Renfe recorre toda la costa hasta Blanes, por lo que es una gozada olvidarte del coche y moverte en el tren.



Otro pueblo de la costa del maresme por el cual he tenido siempre gran cariño y simpatía es San Pol de Mar, otro pueblo marinero chiquitito, muy bonito, con un clima envidiable. Un pueblo chiquitito que en verano es visitado por un turismo sobre todo local que huye de las playas atestadas de gente y de extranjeros del Masnou, Premia de Mar, Calella, etc…Un pueblo lo suficientemente tranquilo como para comprarse una casa y retirarse allí, con su famosa estación y las vías del tren, su paseo marítimo, sus restaurantes en la playa para comerse una buena paella (La platjola y Bannis Lluis) y ya entrada la tarde después de un duro día de playa comerse un helado y subir a su famosa Iglesia en lo más alto de la colina sobre la que se edifica el pueblo y se otea toda la costa catalana en un agradable paseo.






Otro capítulo aparte merece la Cataluña que no se visita, que yo una parte chiquitita sí me siento afortunado de haber visitado con la bici, y es la cantidad de pueblos y pueblecitos pequeños del interior, las montañas y los parajes naturales, iglesias, ermitas y monasterios por doquier de lo que fue la Cataluña antigua que aún se conserva perdida en el monte, olvidada y alejada de la escombrera nacionalista, roja y atea que vomita en las grandes urbes. Todos esos rincones hay que buscarlos en internet en webs de rutas primero para saber que existen y después cómo llegar. Algunos de estos lugares son fáciles de encontrar, otros cuesta y mucho dar con ellos si no lo conoces, pero una cosa tienen en común todos ellos: el esfuerzo merece la pena. Todo ello merece otro capítulo mucho más extenso. La cantidad de rutas para bicicleta son incontables. El Montnegre es una auténtica joya para los amantes de la bicicleta, y puedo dar fe que he disfrutado más que un gorrino en una buena charca de esas bellas montañas desde las que se contempla la costa y el mar mediterráneo. Los caminos generalmente están en buen estado para esta práctica y por supuesto también para correr y hacer senderismo. La bicicleta de montaña ha sido un alivio y un refugio de gran ayuda para pasar los 18 meses en Cataluña ya que estar solo en un sitio alejado de tu familia es duro, y con la bici se me ha hecho hasta corto. He grabado unos vídeos con la cámara deportiva espectaculares.
He disfrutado subiendo incontables veces al Castillo del Burriac en la localidad de Cabera de Mar y desde allí arriba disfrutar de los atardeceres del Mediterráneo, y hasta llegué a hacer una ruta nocturna bajando hasta Argentona. ¡Impresionante!




En Barcelona, la ciudad, hay infinidad de cosas que hacer y ver. El símbolo de la ciudad de la Sagrada Familia de Gaudí. La primera vez que la ves tanto por dentro como por fuera te quedas embobado. Es impresionante y la cantidad de detalles que hay hacen que pudieras estar horas y horas observándola y seguirías descubriendo cosas nuevas. Como en todos estos templos faraónicos no hay nada hecho al azar y todo tiene un significado, por ello recomiendo gastarse un poco más de dinero y hacer la visita guiada.





Siempre me ha gustado el paseo desde Plaza de Cataluña, bien bajando por las ramblas hasta Colón dando un paseo por el centro comercial Maremagnum y siguiendo por el paseo Juan de Borbón (si es que aun no han cambiado el nombre) hasta la Barceloneta, y pasear tanto por el propio barrio como por el paseo marítimo hasta las torres de Mapfre, o bien subiendo desde Plaza de Cataluña por el Paseo de Gracia, que para quien no lo conozca es una gran avenida impresionante muy parecida a los Campos Elíseos de París llena de tiendas de las marcas más caras del mundo. Y en esta misma avenida se puede contemplar tanto la Pedrera como la casa Batlló. Yo solo las he visto por fuera, porque entrar es carísimo y me parece un atraco.






Llegando al cruce de la Diagonal con el paseo de Gracia entramos en el barrio de Gracia, antigua Villa de Gracia, donde podemos pasear por sus calles, disfrutar de sus plazas con sus terrazas y restaurantes y hacer compras varias en cientos de comercios locales. 

Si seguimos subiendo a mano derecha encontramos otra de las joyas de la ciudad condal: el parque Güell, de visita obligada. Antes era de visita gratuita, ahora la zona “noble”, la más famosa, la que hizo Gaudí, es de pago. El resto del parque es de visita gratuita, y créanme que también merece la pena. Eso sí, dos consejos: uno, saquen la entrada anticipada porque si no es posible que cuando lleguen no quede ninguna entrada, y dos, ármense de paciencia para poder sacarse una foto con el dragón de la entrada. Les recomiendo se familiaricen con algún programa informático de edición de vídeo para borrar la cabeza del chino que a buen seguro va a salir en su foto.





Otra maravilla un poco más difícil de llegar por su ubicación es el parque del Tibidabo. No se asusten si de repente se encuentran con un jabalí jaja, no son agresivos y deambulan por allí tranquilamente. En la zona hay un parque de atracciones muy antiguo y bonito el cual es de pago aunque la entrada al digamos propio Tibidabo es gratuita y tiene atracciones tipo de feria como un tiovivo o un trenecito donde los niños pueden montar sacando un ticket. Y lo más importante del lugar que es el inmenso templo con la leyenda en su frontal “templo expiatorio de España”, con unas pinturas en su fachada preciosas. Casi todos los días lo iluminan y es espectacular verlo y por supuesto faltaría más, entren al templo y véanlo, abajo y arriba.






Otro lugar curioso tanto si le gustan los aviones como si no es el mirador del aerouerto del Prat, donde los aviones que van a aterrizar te pasan a escasos metros de tu cabeza.




Visiten también el Valle de Nuria subiendo en el Funicular desde Ribas de Freser, un entorno natural sin igual.





En fin….creo que el tema da para escribir un libro sobre las bondades y maravillas de aquel lugar que solo hace aumentar mi amor por mi país España. Creo haber aprovechado bien el tiempo y haber disfrutado de la vida, además de trabajar, que es a lo que he ido a Cataluña.

Esta es la parte bonita, la parte y el recuerdo con el que yo prefiero quedarme, la parte que añoro y que recordaré toda mi vida. Cuando hablo con la gente de esto muchas personas inmediatamente como un resorte saltan a decir “pues oye que bonito es Barcelona”, imagino que para que nadie les tache de fachas o de anticatalanistas. Yo siempre digo lo mismo: si es muy bonito, como también seguro la Alemania nazi con sus grandes ciudades y sus pueblos y sus paisajes debía ser muy bonito también. No quiero decir que Cataluña sea la Alemania de Hitler, aunque desde luego camino lleva.




La Cataluña real, la que te encuentras en el día a día es otra. Cataluña hoy es una sociedad enferma y envenenada, engañada hasta el tuétano e ignorante. Hasta los no nacionalistas creen que el Estado maltrata a Cataluña y que sufren un expolio para dárselo a los vagos de los andaluces, los castellano-manchegos y los extremeños. Ni un ápice de autocrítica, y si se critica es para proponer como solución, agárrense, a las ERC y a las CUP. El odio inoculado durante décadas es ya algo visible.




Recuerdo como uno de los días más tristes y amargos de mi estancia allí la Diada del año 2016. Iba a trabajar y recuerdo el metro y el autobús lleno de gente, si es que se los puede llamar así, que iban a la manifestación con todo tipo de simbología independentista y consignas vomitivas. Hasta los carritos de los niños pequeños iban decorados con publicidad antiespañola. En ese momento realmente pude sentir en toda su plenitud el problemón que tenemos en España, el fracaso de la democracia y el abuso por parte de una gran parte de Cataluña de la libertad y el voto de confianza que se les ha dado. Y lo que más impresionado me dejó es la cantidad de chicos y chicas jóvenes que iban a la manifestación. El 90% estoy seguro son irrecuperables para la causa nacional.





He hablado de la cantidad de lugares preciosos que he visitado. Es la parte bonita. La parte fea, asquerosa y repugnante es que siempre tienes que hacer malabares para no sacar una bandera independentista en tu foto, vayas donde vayas y estés donde estés. Donde mires hay una puta bandera independentista. Cuando llegué iba maldiciendo continuamente. Yo pensé que ya me habituaría al ir pasando el tiempo, pero cuando me he venido seguía igual sino peor. Mi orgullo y mi sentimiento español me impiden ver como normal lo que no es normal.



Pasar por la calle de un pueblo y ver que es el propio ayuntamiento el que ha decorado todas las farolas del paseo con banderas independentistas, que han puesto el cartelito en la entrada del pueblo de no se que de municipio por la independencia. Y por supuesto cualquier pared es un lugar perfecto para llenarla de grafitis con el monotema nacionalista, y cualquier espacio público merece ser ocupado con decenas de carteles de las ERC y de las CUP.




Yo el tiempo que he vivido en Cataluña no he tenido jamás un problema con nadie. Nadie me ha negado el habla en español. También he de decir que además de moverme por la Cataluña más turística, no la Cataluña profunda donde hay que ser realistas la cosa cambia, mi comportamiento no creo que se le pueda poner ni una mancha ni jamás he buscado polémica y por supuesto me he metido con nadie nunca. He pasado 18 meses allí, he cumplido honestamente con mi trabajo, he pagado mis impuestos y como aquel que dice no he tirado ni un papel al suelo. Los pobres animales independentistas dirán que es mi obligación. Y es cierto lo es, pero me gustaría que también fueses igual de exigentes con la cantidad de moros y sudamericanos salvajes que allí habitan.



Si puedo decir que en no pocos casos en especial con ciertos compañeros del trabajo me he tenido que morder la lengua, y mucho. También me ha servido para comprobar lo sumamente engañados que están, porque todos los medios oficiales de comunicación van todos en un solo sentido.
a raíz de esto puedo contar que cuando me movía en los trenes de cercanías hubo varios arrollamientos de personas en un par de pasos a nivel. Arrollamientos producidos porque la gente cruzaba cuando no debía por donde no debía. Daba igual. España nos roba, el gobierno (fascista) español no cumple sus compromisos. Podemos hablar de si la instalación no es lo más adecuado, pero exculpar al que esta cruzando por donde no debe y cuando no debe culpando a otros del accidente me parece ser muy idiota. La solución a los problemas: soterrar todas las vías, como si fuese una inversión de 30 o 40 mil euros.




Recuerdo el clima máximo de tensión y enfrentamiento que llegó a raíz de los atentados de Cataluña donde se mezclaron los problemas étnicos en especial por los musulmanes con el independentismo, y ya lo tenemos todo para que suceda lo que sucedió: que hubo compañeros que dejaron de hablarse y por poco si alguno llega a las manos.



El atentado dejó a la luz cuan enferma esta la sociedad catalana. El espectáculo que dieron, asediando al Rey, llamándole asesino al igual que a Rajoy, exculpando a los verdaderos asesinos, fanáticos. En fin....






Cataluña es una sociedad enferma y engañada, y tras las últimas elecciones añado frustrada, porque ni con la máquina de picar carne funcionado al 110% los 365 días del año las 24 horas del día sin capaces de conseguir una mayoría. El nacionalismo no es más que un tipo de racismo hacia los propios españoles, pero casualmente no hacia la cantidad de moritos salvajes, incívicos y algunos de ellos fanáticos islamistas que son pura gentuza. No, los que sobramos allí son los fascistas como yo. Ellos reclaman que son mejores, más ricos, más trabajadores, más alto y más guapos que los demás españoles. Cataluña se cree más lista, mejor y más guapa que el resto, esa es la realidad. Y en Cataluña hoy hay una confrontación civil y social en la sociedad de muy difícil arreglo que posiblemente en el futuro va a ir a más.
Quizás aun estemos a tiempo de evitar problemas mayores en el futuro, aunque no veo a nadie salvo en petit comite a Ciudadanos por la labor de hacer algo. El que venga detrás que arre. Muy español.

Lo de Cataluña es muy triste porque es como ese familiar que bien podría ser tu hermano adolescente que ves que se ha descarriado, que no hay forma de enderezarle, ni por las buenas ni por las malas, y que sabes que algún día le va a pasar algo gordo.




«Si fueran extranjeros los enemigos de su dicha, entonces, al frente de estos soldados, tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra agravan y perpetúan los males de la Nación son españoles».