miércoles, 7 de octubre de 2015

Cain es Abel


En España, nuestra España, es todo ya tan sumamente asqueroso, repugnante, grotesco y de tan mal gusto que uno le dan ganas de coger las maletas y dejar atrás este país donde uno ha tenido la suerte o la desgracia de nacer y quedarse con el recuerdo de lo poco bueno que aún queda de este país, como cuando un ser querido está enfermo a punto de morir, que hay personas que prefieren no verle en un estado de degradación física que impresiona o ya directamente muerto, sino que prefieren quedarse con la imagen de cómo era estando sano.
 
 
 

 

Resulta que ahora en Europa en general y en España con especial saña, Caín es Abel y Abel es Caín. Así de esta forma, por imperativo legal y al grito de fascistas ya no es Caín quien mató al pobre de Abel, sino que fue el malvado Abel quien asesinó al pobre Caín porque se lo merecía. Y así se reescribe la historia, sin ningún pudor, sin ninguna vergüenza. Con maldad, con saña, con disfrute, con alevosía y con grandes cantidades de dinero público se destroza la historia real a golpe de piquete y de subvención para convertir a los buenos en malos y a los malos en buenos, a Abel en Caín y a Caín en Abel.
 
 
 

 

Todo esto viene a cuento porque recientemente visité la ciudad de Toledo, y cómo no pasé a ver el Alcázar de Toledo. No iba allí desde pequeño. No es el tema, que le trataré otro día, pero nuevamente, que vergüenza y que asco sentí ver como han transformado y saqueado aquel lugar con un único fin: olvidar la gesta de los defensores de Alcázar. Quien no lo sepa, y generaciones futuras (y ya algunas presentes) no lo sabrán, y jamás, repito JAMÁS podrán imaginar que allí sucedió lo que sucedió, porque bien se han encargado de ocultarlo para que aquello parezca un museo del siglo XXI sobre una edificación del año de la polka. En otra entrada iremos con ello, esto no va a quedar aquí.
 
 
 

Prosigo:

Dentro del Alcázar una de las salas más importantes, históricas y emblemáticas es la sala del Coronel Don José Moscardó. Prácticamente se mantiene como quedó tras el asedio de los rojos durante la guerra, y allí están los cuadros de él, de su hijo Luis y varias pertenencias y objetos de la época, entro los que se encuentran el famoso teléfono desde donde se produjo la famosa conversación con su hijo. Iremos con todo ello.
 
 







 

Pues bien, cuando fui la sala estaba abierta, pero por lo visto según me enteré durante los años del estupendo y tan demócrata ZP esa sala estuvo CERRADA, CLAUSURADA a cal y canto en aplicación (sic)  de la Ley de Memoria Histórica. No gustaba aquello que no dejaba salida a la antiespaña porque demuestra lo que han sido y son: unos sectarios, unos antiespañoles y UNOS CRIMINALES.  Así reescriben y manipulan la historia los que se autodefinen como demócratas y honrados. Se cierra porque me sale A MI  de los cojones, y punto.
 
 
 

 

Pues bien, iban delante de nosotros siguiendo el recorrido una pareja joven con un señor vestido de militar que intuyo era amigo o familiar de la pareja y hacía el papel de guía para ellos. Un poco en modo cotilla cuando podía iba poniendo la oreja pues lo que contaba francamente era interesante. Ojalá pudiera saber todo lo que aquel hombre contaba. Llegados a la famosa sala del Coronel Moscardó oigo que les cuenta a la pareja que se había reabierto la sala hacía poco tras los años de censura del gobierno socialista. El chico le pregunta por qué había estado cerrada aquella sala a lo que el señor les cuenta la historia completa del asedio del Alcázar terminando con la conversación histórica, dictando que según “investigaciones” hay dudas de que la famosa conversación del coronel Moscardó con su hijo Luis fuera verídica.
 
 
 

Esto es lo que hay que aguantar en este estercolero de piojosos, rojos, cobardes, ladrones, vividores, sinvergüenzas y gentuza de toda clase. Esto es lo que hay que aguantar.

Que los episodios más gloriosos de la historia de nuestra España, los que están escritos ya no con letras de oro sino con sangre, sean, triste y desgraciadamente, puestos en duda, y no solo puestos en duda por cualquier mamarracho, sino por gentuza de medio pelo, por politicastros que no saben ni hacer la O con un canuto y por pseudohistoriadores que quizás el título de pseudo les venga hasta grande, pues deberían llamarse políticos fracasados, pero eso si, como pseudohistoriadores viven muy bien de la subvenciones que cobran para investigar los hechos históricos que otros les encargan con dictamen final ya conocido de antemano.
 






 

No es, desgraciadamente, la primera vez que oigo que se pone en duda lo que sucedió en el Alcázar de Toledo. Para echar mierda sobre las letras de oro de nuestra historia han dado razones tan convincentes los antiespañoles de siempre como que ese episodio es demasiado glorioso para ser cierto, demasiado épico para ser real. Que algo tan espectacular no pudo suceder tal cual se cuenta. Que está inflado, un invento de Franco para hacerse el héroe.
 








 
Así se reescribe y se manipula la historia señores. Como si fuera una película de Hollywood, una persecución espectacular donde los coches vuelan de un puente a otro separados por cien metros. No puede ser real, porque lo digo yo.

 
Cuando yo estuve la conversación figuraba solo  a medias, pues no había un cuadro con la conversación literal sino con el relato de lo sucedido, lo cual es una burda manipulación y una estafa en sí mismo. También estaban los cuadros de Moscardó y de su hijo Luis y como digo útiles de la época, un diario de operaciones, el teléfono, etc….que para los tiempos que vivimos me parece que tienen los días contados al igual que el Valle de los Caídos.
 
 



 

 

Para toda esta banda, esta GENTUZA, basura humana, que escupe en los muertos de un bando, que reescribe la historia a su gusto o al gusto de los que por detrás les untan generosamente a base de bien con el dinero público que nos esquilman a los ciudadanos, o directamente a los que corroídos por el odio y el sectarismo niegan que semejante acto sucedió, aquí les dejo la conversación que REALMENTE SUCEDIÓ, y les digo que una mentira mil veces contadas no se convertirá en verdad para todos, pues no todos los ciudadanos somos una masa de borregos, aunque por ello nos tomen.

 

Esto es MEMORIA HISTÓRICA.


 

 
Cándido Cabello (socialista y jefe de milicias de Toledo, hablando por teléfono al coronel Moscardó): Son Uds. responsables de los crímenes y de todo lo que está ocurriendo en Toledo, y le doy un plazo de diez minutos para que rinda el Alcázar, y de no hacerlo fusilaré a su hijo Luis que lo tengo aquí a mi lado.

Coronel Moscardó: ¡Lo creo!

Jefe de milicias: Y para que veas que es verdad, ahora se pone al aparato.

Luis Moscardó Guzmán: ¡Papá!

Coronel Moscardó: ¿Qué hay, hijo mío?

Luis Moscardó Guzmán: Nada, que dicen que me van a fusilar si el Alcázar no se rinde, pero no te preocupes por mí.

Coronel Moscardó: Si es cierto encomienda tu alma a Dios, da un viva a Cristo Rey y a España y serás un héroe que muere por ella. ¡Adiós, hijo mío, un beso muy fuerte!

Luis Moscardó Guzmán: ¡Adiós, papá, un beso muy fuerte!

Vuelve a coger el aparato Cándido Cabello.

Coronel Moscardó: Puede ahorrarse el plazo que me ha dado y fusilar a mi hijo, el Alcázar no se rendirá jamás.
 
 



Esto es lo que sucedió, aunque les joda, les escueza y les resulte molesto, porque la HISTORIA es la que fue, no la que a ellos les gustaría que hubiese sido.

 

 

Y esta es la historia, para los que no sepan ni que sucedió en el Alcázar.

 

Uno de los sucesos más conocidos de toda la Guerra Civil española (1936-1939) fue el asedio y defensa del Alcázar de Toledo.

Lo que comenzó el 17 de julio de 1936 fue la sublevación de una parte del Ejército, no tanto contra su Gobierno como contra un proceso revolucionario del que formaba parte la ocupación del poder político, que se había iniciado tras el falseamiento de las elecciones de febrero del mismo año.

Y así el 21 de julio la guarnición de Toledo mandada por el Coronel don José Moscardó Ituarte se sumaba a la rebelión a la que, con fortuna desigual, se habían unido otras agrupaciones militares de diversos lugares del país.

La llegada de fuerzas militares y de milicias comunistas, socialistas y anarquistas procedentes de la cercana capital de España (Madrid se encuentra a 70 kilómetros de Toledo) determinó que los sublevados buscaran refugio en la fortaleza situada en la parte más alta de la ciudad: “el Alcázar”. Allí tendría lugar una resistencia verdaderamente épica que se prolongó hasta los últimos días de septiembre y en la que abundaron los episodios dignos de interés.

Por su especial siginifado histórico y emocional nos vamos a centrar exclusivamente en uno de estos sucesos: la conversación telefónica entre quien estaba al mando de la defensa del Alcázar, Coronel Moscardó, y su hijo Luis, hecho prisionero por las milicias que se disponían a asaltarlo. En dicha conversación el jefe de las milicias presionó a Moscardó para que se rindiera amenazándole con el fusilamiento de su hijo allí presente. Para dar más fuerza a la maniobra el jefe miliciano pasó el teléfono a Luis Moscardó quien mantuvo un breve diálogo con su padre. Las palabras finales del Coronel a su hijo fueron: “...encomienda tu alma a Dios, da un viva a España y serás un héroe que muere por ella. ¡Adiós hijo mio, un beso muy fuerte!” y, dirigiéndose al jefe de las milicias, fue terminante: “Puede ahorrarse el plazo que me ha dado y fusilar a mi hijo, el Alcázar no se rendirá jamás”.

Con variantes accidentales este es el hecho cuya historicidad no sería negada hasta fines de los años 50 por diversos autores entre los que podemos citar a Luis Quintanilla, que lo hizo en “El Socialista” de Toulouse el 26 de septiembre de 1957 sirviéndose del seudónimo de Pedro Isasi, y a Herbert R. Soutworth en su obra “El mito de la cruzada de Franco”. A ellos se han ido agregando otros que han buscado apoyo para su tesis en las divergencias entre los relatos del hecho o en contradicciones que dicen hallar en los mismos.

¿Ante este conjunto de negaciones en qué nos basamos para afirmar la historicidad de la conversación tal como ha llegado a nosotros?

Ante todo, como en cualquier otro hecho histórico, en los testimonios de los que estaban en el Alcázar cuando la conversación tuvo lugar. Hagamos un breve resumen:

1) El Diario de uno de los defensores: Nos referimos al Teniente Enríquez de Salamanca que murió durante el asedio y cuya obra fue publicada póstumamente. Dicho Diario recoge lo substancial de la conversación en el apartado correspondiente al 23 de julio.

2) Los encargados de las Transmisiones del Alcázar. Así el jefe de las mismas, Teniente Barber, que escuchó la conversación desde la centralita y facilitó su texto para el libro “El asedio del Alcázar de Toledo”.

Y sobre todo el testimonio del soldado telefonista José Luis Fernández Cela que, junto con el Coronel Moscardó, fue el único que pudo oír la conversación en todas sus partes. El soldado en cuestión ha venido insistiendo vehementemente en la veracidad del hecho del que fue testigo privilegiado muchos años después de concluir su servicio militar, de palabra y por escrito.

3) Y, sobre todo, el testimonio del propio Coronel Moscardó en cuyo archivo personal se encuentran, entre otras cosas, un Cuaderno en el que va anotando las vicisitudes más destacadas de cada jornada y en el que al llegar el día 23 de julio de 1936 puede leerse un resumen de la conversación. En el mismo archivo, y de forma más desarrollada y expresiva, se contiene una carta del Coronel Moscardó a su esposa en la que narra la conversación y no creemos razonable que fuera a mentir a su mujer sobre un tema tan delicado en una carta privada que ha permanecido inédita durante 60 años.

Es precisamente esta documentación la que provoca la siguiente declaración del escritor Philippe Nourry, colaborador de “Le Point” y autor del libro “Francisco Franco. La conquista del poder”, contenida en una carta firmada el 14 de junio de 1983 y guardada en el archivo Moscardó: «Je suis désolé, en effet, d’avoir commis cette erreur concernant la matérialité de la conversation téléphonique entre le Colonel Moscardo et son fils Luis. Je conçois qu’il doit être très pénible pour la famille du Colonel de constater qu’un doute continue de planer sur cet épisode glorieux et dramatique de la guerre civile, alors que l’extrait des carnets de Moscardo que vous venez de m’envoyer, apporte évidemment la preuve irréfutable de la véracité du fait».

No podemos concluir este resumen sin recordar que, como es sabido, el Alcázar no se rindió y la amenaza telefónica se cumplió: pocas semanas después de la conversación el joven Luis Moscardó fue fusilado en Toledo.

Esperamos que estas líneas sirvan de respuesta a quienes al negar la veracidad del hecho de la conversación objeto de nuestro estudio despojan a este episodio de la Guerra Civil española de uno de sus rasgos más heroicos. En toda guerra abundan por desgracia los crímenes más horribles y por eso mismo no deja de ser consolador comprobar, con los documentos probatorios ante nuestra vista, que, aun en medio de tantos horrores, puede prevalecer e imponerse el fondo de generosidad e idealismo que todo hombre puede conservar incluso rodeado de las más adversas circunstancias.

 

 

Y es que se cree el ladrón que todos somos de su condición, que todos somos gentuza sin principios que venderíamos a nuestra madre por escalar un peldaño en la secta de turno o que mentiríamos hasta en lo más sagrado. de nuestro ser Es lógico que así piensen de los demás los que viven de la mentira, del odio, del resentimiento de no poder tomar parte de unos hechos pasados para aplacar sus ansias de venganza.


 

 

Ha quedado bastante claro que no soy comunista, pero quiero añadir unas cosas más al asunto, y es que tengo un profundo respeto por los actos heroicos, de los míos y de los demás. Soy así de raro.

 

Stalin ha sido uno de los grandes genocidas de la historia, un dictador implacable y un demonio en la tierra. Con todo eso yo admiro y respeto profundamente, por poner un ejemplo, que en Rusia y países de la antigua Unión Soviética hoy en el año 2015 se recuerde a Stalin con cariño porque fue él al mando quien resistió al embiste de Hitler en la misma Stalingrado, hoy Volgogrado. No voy a entrar en justificaciones históricas de que hubiera supuesto para Rusia haber caído bajo el régimen nazi. En ese momento fueron unos héroes, lucharon como héroes por lo suyo, por su país, por sus vidas y por sus ideas, a temperaturas de congelación, mancharon la tierra con su sangre y ganaron la gloria. Yo hubiera sido de los que hubiera ido con el emblema de la división azul a luchar contra el comunismo, pero jamás saldrá de mi boca un menosprecio a aquellos héroes, sino todo lo contrario. Mi mayor respeto y admiración.
 
 



 

 

Podemos recordar los hechos históricos recreados en la película K-19, en donde el primer submarino nuclear soviético  se avería en pleno océano. Se produce una fuga en el sistema de refrigeración del reactor llegando casi a la temperatura de fusión y por otra avería en las comunicaciones no pueden pedir ayuda a tierra ni a otros submarinos cercanos.


 

Todos fueron afectados por la fuga de radiación y 22 de ellos murieron, algunos como héroes, que quien haya visto la película sabrá como sucedió, hasta se me pone la carne de gallina y me emociono de recordarlo, entraron a la zona del reactor casi sin protección a intentar soldar la fuga durante un período máximo de 7 minutos creo recordar, y como al salir de aquella sala vomitaban y salían arrugados, prácticamente sentenciados con el pasaporte al más allá. Murieron 22 tripulantes de 137. La Armada soviética ocultó estos hechos y castigó duramente a quienes osaron contarlo.


 

 

No soy comunista, pero JAMÁS escupiré ni pondré en duda los actos heroicos de los demás ni consentiré que se escupan en los nuestros. Ya no es una cuestión de ideología sino de RESPETO. Yo que he jugado al fúbol durante muchos años me enseñaron que un golazo es un golazo, lo marque quien lo marque.

 

Por eso que hoy día se dude de los hechos del Alcázar, de la conversación de Moscardó con su hijo Luis, que a aquellos que fueron a luchar a Rusia con la División Azul y que murieron siendo unos niños en aquellas tierras heladas de Rusia sean tratados de fanáticos nazis, de asesinos, por ahí no paso de ninguna de las maneras.

Antes había odio como hay ahora, pero al menos había un respeto por el enemigo.

Hoy hemos caído a tal nivel de miseria moral que ya ni eso. Hoy Caín es Abel y Abel es Caín.
 
 
 





¡¡¡¡EL ALCÁZAR NO SE RINDE!!!!

 

 

 

 

 

2 comentarios:

  1. Muy buena entrada. Hasta ahora no he tenido la suerte de visitar el Alcazar, cosa que haré tan pronto como sea posible. Gracias a Dios hay mucha documentación que los rojos no serán capaces de hacer callar.

    un saludo

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    1. Gracias hombre. Te animo a que vayas a verlo aunque como digo no esperes ni tan siquiera imaginarte que allí sucedió un asedio porque se ha encargado bien de transformarlo.

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