Eran gente normal hasta que perdieron su empleo.
Muchos de ellos hoy viven en la inmundicia. Perdón he dicho viven, quería decir
sobreviven. Sobreviven de la caridad, de los cuatro duros que ganan trabajando
mil horas o de las ayudas míseras del Estado que apenas si da para comer.
Muchos de ellos en la edad de los “cincuenta y pico” no volverán a trabajar
nunca, porque por lo visto ya no son aptos para ello, por lo visto son gente
inútil, inservible, basura, meros números, peones de producción que utilizar mientras las cosas iban bien y
como un klinex usado, que pierde su valía, su utilidad, se tira a la basura.
Así tratan a las personas otras personas que se creen superiores. Es ni más ni
menos que la bestia capitalista en estado salvaje. Es este sistema aberrante en
el que vivimos, igual de despiadado que el comunismo que es el capitalismo
salvaje, sin control, que beneficia a los poderosos tomándonos a los ciudadanos
como mano de obra, peones de producción, masas de borregos, números.
Estas son historias reales de la crisis.
Vallecas, un barrio e Madrid azotado por el paro,
donde el 47% de los jóvenes no trabaja. En la cola del INEM encontramos estas
historias.
Una cocinera de 56 años que vive con los 400 euros
de su marido.
Un hombre que después de 38 años (toda la vida)
trabajando en la misma empresa le han echado con 53 años.
Una mujer que era empresaria que con 64 años y 23
años de llevar su negocio ha tenido que cerrar.
Un señor, comercial inmobiliario, tres años en
paro con 55 años y tres hijos que acude a solicitar el salario de subsistencia
(añado una cosa a modo de inciso: estas situaciones terroríficas han roto
muchísimos matrimonios, por lo que en no pocos casos la situación profesional
se solapa con la personal en un drama que verdaderamente es para suicidarse).
Una señora, cocinera, que lleva desde el 2009 en
paro y no encuentra nada. Acude a pedir la ayuda de los 400 euros durante 6
meses, con la esperanza de coger aire o de que ocurra un milagro con el que
levantar la cabeza. ¿Y a los seis meses qué? Su marido trabaja pero no cobra.
Un señor que con 54 años se queda en el paro
después de toda la vida trabajando en una imprenta y tras cuatro años pasando
penurias sin encontrar nada es su hijo de 22 años el que decide montar una
churrería y le contrata.
En una parroquia en Aluche el cura confiesa que
cada semana treinta nuevas familias acuden a pedir ayuda. Treinta familias, se dice
pronto. Ya hay problemas de alimentación básica. Una señora (de Ecuador) acude
a pedir leche y papilla para su bebé. Hace poco tuvo que acudir a urgencias
porque le dio una leche no apta para la pobre criatura por no tener otra cosa
que darle.
En la zona de Retiro en Madrid los desahuciados
pueden acudir a viviendas sociales de Cáritas, muchas familias españolas. Dice
la responsable que las viviendas y el plan están pensadas para dos años como
mucho, pero que pasado ese tiempo las familias no tienen medios para poder salir
de allí y están teniendo gravísimos problemas. Una familia que vive allí cuenta
su historia: él trabajaba en Mercamadrid despiezando carne. Tuvo un tumor de oído, se
dio de baja y tras operarle varias veces y recuperarse al reincorporarse le
echaron (no le renovaron el contrato, la forma de echarte a la puta calle sin responder ante la justicia). No volvió a encontrar trabajo. Tres años
en el paro. Una persona de clase media que tuvo que elegir entre pagar el
alquiler o comer. Una persona con 40 años y tres hijos. Paga 400 euros de la
ayuda para poder vivir de los 500 que le dan. Su mujer trabaja limpiando casas.
Otro señor en Ciempozuelos, empresario dedicado a
la carpintería. Antes de la crisis ganaba tres y cuatro mil euros. Ahora
confiesa que el mes que gana mil euros se puede dar por satisfecho. Como él hay
millones de pequeños empresarios que en unos casos ganaban muy buenas nóminas y
ahora si llegan a mil euros es día de fiesta. Otros que ganaban escasamente mil
euros lógicamente no han resistido.
Podemos hablar del sector de la construcción. De
los caraduras que se han hecho
millonarios especulando, de los curritos que han ganado como ministros, pero
pocos han sobrevivido hasta hoy. Un señor promotor inmobiliario que cuenta que
lleva cuatro años sin vender nada. Cuenta como en la época del pelotazo y el
despilfarro promotores financiaban el 100% del suelo. Se construía sin poner un
duro, se llevaban los beneficios y entonces pagaban sin haber arriesgado
prácticamente nada, solo hacían de intermediarios y se llevaban un dineral a la
postre. Cuando aquello reventó pasó lo que pasó, y el dinero ficticio que había
volando por el aire nadie lo pagó. Quedan tres personas en la empresa y viven
de los locales que tienen en alquiler. Promociones de 22 chalets que no se
vendió ni uno solo y que tienen alquilados a estudiantes y empresas.
Otro paréntesis: un chalet alquilado a una empresa
dedicada a importar prótesis dentales de china. Venden un 80% más barato. Yo
aquí lo siento pero no voy a reír la gracia, porque gente de este tipo, que no
digo que no busquen ganarse la vida como cualquier otra persona, pero estos son
los que están reventando el mercado, tirando los precios por el subsuelo y
hundiendo los sueldos de los españoles para ellos, eso sí, quedarse con una muy
buena parte. Lo siento, desde el respeto me parecen GENTUZA.
Cruz roja de Fuenlabrada donde se entregan
alimentos. Donaciones que alimentos que
están a puntos de caducar son entregadas a las personas que lo solicitan. Una
chica de 32 años, dos hijos, ella y él en el paro que acude a pedir comida. Él
cobra el paro, trabajaba de instalador de aire acondicionado y se le termina ya
el subsidio, y no sabe de qué van a vivir. Ella trabajaba de limpiadora del
hogar. Ahora nada. Se derrumba y llora. La van a desahuciar y siguen viviendo
en su piso hasta que vayan a echarla. ¿Y luego qué?
Una familia argentina que huyó del corralito de su
país, aquel al que tanto adoran algunos en España poniéndole como ejemplo no se
sabe de qué. Vinieron a España, encontraron trabajo y vivieron como gente
normal. Con la crisis se quedaron sin trabajo, sin piso y vive de ocupas en un
chalet sin posibilidad de volver a su tierra porque no tienen dinero. Cinco personas viven con 400 euros que gana
la hija mayor de 18 años cuidando a una anciana siete horas al día. Él
trabajaba de cosas de jardinería, ella de cajera en supermercado, en una
gasolinera, en un hotel. Gente que ha pasado de vivir dignamente, sin pegarse
la gran vida, a tener que ocupar una casa y vivir de las ayudas de los amigos y
de su hija para poder comer.
Una señora que hace doce años montó una ONG para atender
a toxicómanos, hoy atiende a personas que han perdido el trabajo y la casa.
Viven en su casa y tienen montado un rastrillo donde recogen muebles, los
arreglan y los venden para sacar dinero y mantenerse. Un señor que con 54 años
no tiene nada porque le dicen que ya es muy mayor para trabajar. Se dedica a ir
con una furgonetilla para recoger muebles para el rastrillo. La buena señora,
prejubilada de Iberia, dedica su sueldo a ayudar a los demás. Otro señor que
está reparando muebles en dicho rastrillo, 62 años, ingeniero industrial.
Perdió su trabajo con 56 años en una multinacional. Trabajó como cerrajero, torno,
soldador hasta que ya perdió absolutamente todo. Conoció la ONG mientras
recogía alimentos de la basura en Mercamadrid. Los problemas económicos
rompieron su matrimonio y la mujer se quedó con su casa. La señora dueña de la
ONG convive con 9 personas y teme que la crisis le afecte tanto que al final se
la termine llevando a ella por delante también ayudando a los demás.
Casos como el mío o amigos míos que nos hemos gastado
mucho dinero nuestro y de nuestros padres en irnos fuera de casa una temporada
a hacer cursos y másteres muy caros con los que veríamos la luz al final del
túnel y ni luz ni nada. Todo un engaño.
Podría hablar de todas las putadas y sinvergonzadas
que me han hecho en los sitios donde he trabajado.
Podría seguir, seguir y seguir………………
España, sus familias, sus empresas, estaban
preparadas para soportar uno, dos, tres, cuatro años de crisis. Y si realmente
cómo dicen es cierto que hay una leve recuperación, ¿por qué eso no se nota en
las familias, en la calle, en la sociedad, en las empresas, en el paro, en los
salarios? Pues porque no hay ninguna recuperación sino el camino a otra
recesión. Pasa que los ahorros de familias y empresas se acaban porque ya la
cosa no da más de sí. Cada uno tiene unos ahorros con los que pasar una mala
racha, de un año, de dos, pero no de cinco, de seis, o de diez. Eso no hay
persona humana ni negocio que pueda aguantarlo a no ser que tuvieras un buen colchón de
dinero o las espaldas bien cubiertas, cosa que la inmensa mayoría no tiene 300
mil euros en el banco ahorrados.
Esta es la España de Rajoy y Zapatero, del PP y
del Psoe, sin olvidarnos de “los otros” (IU, CiU, PNV, y demás gentuza).
Esta es la España en la que las personas que he
relatado brevemente sus historias, al igual que mi caso, nos hemos visto y nos
vemos marginados, escupidos, vejados, humillados en nuestra dignidad personal
más profunda, violados nuestros derechos humanos más elementales por los que
tanto hablan de derechos humanos. Y luego que hablen de Franco los mismos que están
destrozándonos la vida, los mismos que han robado y malgastado todo el dinero que hay en
el Banco de España….tiene cojones.
Esta gentuza que nos ha llevado a esta situación
es la que me han llevado a convertirme, y lo digo con dolor pero es la verdad,
en el tipo de persona que siempre he odiado. Cuando veo a alguien con un buen
coche automáticamente como si fuera un progre comunista-socialista pienso que
ese tipo es un ladrón y un sinvergüenza explotador de personas que cambia de
cochazo cada 2 años del dinero que roba a otros, o al hecho de poco
menos que exigir a las personas de tu entorno que tienen trabajo a que pidan
perdón por trabajar, por tener trabajo. Llegas a molestarte por ver que tu amigo que conserva su trabajo y le va bien se compra una buena colonia o se va de vacaciones a la Conchinchina, porque se lo puede permitir. Llegas a tal nivel de pobreza en el que si apenas puedes pagarte la gasolina para mover el coche esporádicamente que ver como otros se pagan un viaje a Londres o a Berlín te parece un lujo inalcanzable como el que se hace turista espacial o se va tres meses a viajar por el mundo. Pido perdón por ello y me siento
profundamente avergonzado, pero la desesperación, al igual que el hambre te
hacen plantearte cosas que jamás te habías planteado nunca antes en la vida.
Cualquier mínimo gasto te parece un lujo, hasta
comprarte un donuts de un euro por la calle para merendar es considerado algo excesivo. Guárdatelo, me digo,
hoy es un euro, mañana dos euros de otra cosa, al otro 30 céntimos, y al final
del mes serán 15 o 20 euros y al final del año 200 euros. Y hablas de 200 euros
como el que habla de diez mil euros que no te has gastado y que has ahorrado.
Entonces en ese momento es cuando te das cuenta que eres POBRE sin paliativos,
sin paños calientes, que ya no eres clase media sino pobre y que comes y duermes en una cama caliente gracias a tu familia, que si no fuera por ellos estaría comiendo en un comedor social y pidiendo limosna en los semáforos. Así de claro.
A este nivel de
pobreza y de miseria hemos llegado, y lo dice una persona que jamás le ha
sobrado pero que jamás le ha faltado. Ahora pienso cuando tenía 23,24,25 años y
salir una noche de fiesta podías gastarte 50 euros sin desparramar mucho, y
ahora me hablas de 50 euros y ojalá los pillase. Ahora voy al chino (ya no
existen los 20 duros de toda la vida) me gasto 5 euros en cualquier estupidez y me da la impresión que me he gastado
100 euros. Si salgo un día a cenar con mi novia y me gasto la friolera de 25 euros entre los
dos les juro que vuelvo a casa con remordimiento de conciencia de pensar que el
dinero que me he gastado hay gente que con eso comería 3 o 4 días. A estos hemos llegado.
La crisis ha venido mal a todo el mundo. Al principio egoístamente pensaba que a los que más nos estaba afectando era a los jóvenes que empezábamos a trabajar, a salir de nuestros hogares para vivir nuestra vida. Luego con el tiempo lo piensas fríamente y llegas a la conclusión que da igual la edad que tengas: si eres un niño es de vital importancia para ti no quedarte atrás, tener el no se que videojuego o vestir tal marca, y cuantos chiquillos habrá que hasta se quedarán sin reyes. Si eres joven no tener ni para salir a tomarte una copa o invitar a la novia o ligue a una triste coca cola, no poder comprarte ni una camiseta, porque ni los padres te lo pueden dar ni tienes posibilidad de buscarte un trabajillo para ganar tu propio dinero. Si te pilla en mi edad te ves con 30 años metido en casa, hundido en un estado depresivo, con ansiedad, sin posibilidad de trabajar ni esperanza de poder progresar en la vida, porque te has estrellado antes de despegar después de llevar 30 años estudiando y trabajando en curros de mierda. Si te coge con un par de años más estas muerto, porque te pilla con una hipoteca e hijos y te ves literalmente en la calle con tu mujer y tus hijos pequeños pidiendo limosna, y ya no digamos si te pilla con cincuenta ,cincuenta y algo. Literalmente en ese caso te han destrozado lo que Dios te dé de vida, porque no vas a volver a trabajar y vas a vivir casi en la mendicidad el resto de tu vida después de en no pocos casos llevar trabajando desde los 14 años para terminar viviendo como un miserable.
La crisis ha venido mal a todo el mundo. Al principio egoístamente pensaba que a los que más nos estaba afectando era a los jóvenes que empezábamos a trabajar, a salir de nuestros hogares para vivir nuestra vida. Luego con el tiempo lo piensas fríamente y llegas a la conclusión que da igual la edad que tengas: si eres un niño es de vital importancia para ti no quedarte atrás, tener el no se que videojuego o vestir tal marca, y cuantos chiquillos habrá que hasta se quedarán sin reyes. Si eres joven no tener ni para salir a tomarte una copa o invitar a la novia o ligue a una triste coca cola, no poder comprarte ni una camiseta, porque ni los padres te lo pueden dar ni tienes posibilidad de buscarte un trabajillo para ganar tu propio dinero. Si te pilla en mi edad te ves con 30 años metido en casa, hundido en un estado depresivo, con ansiedad, sin posibilidad de trabajar ni esperanza de poder progresar en la vida, porque te has estrellado antes de despegar después de llevar 30 años estudiando y trabajando en curros de mierda. Si te coge con un par de años más estas muerto, porque te pilla con una hipoteca e hijos y te ves literalmente en la calle con tu mujer y tus hijos pequeños pidiendo limosna, y ya no digamos si te pilla con cincuenta ,cincuenta y algo. Literalmente en ese caso te han destrozado lo que Dios te dé de vida, porque no vas a volver a trabajar y vas a vivir casi en la mendicidad el resto de tu vida después de en no pocos casos llevar trabajando desde los 14 años para terminar viviendo como un miserable.
Como esta entrada se llama historias de la crisis
voy a contar una historia que realmente no es historia como tal porque la desconozco pero representa
el nivel de pobreza que padecemos en España.
Es un señor que pide en un
semáforo en Madrid .Cada vez que paso por allí le doy algo a ese señor. Una
profunda tristeza me corroe por dentro y un sentimiento de asco y odio me
invade hacia esta puta gentuza que ha destrozado España robando, malgastando y
cometiendo todo tipo de maldades y fechorías. Lo voy a contar porque esto es
anónimo y nadie me conoce, pero jamás presumiría de tal acto que conste porque de hecho no hay nada de lo que presumir.
Resulta que cuando voy a Madrid muchas veces he de
pasar por el Paseo de la Castellana desviándome por la Plaza de San Juan de la
Cruz en Nuevos Ministerios, donde está la estatua del inefable Pablo Iglesias,
el viejo, no el nuevo, donde el malnacido de Zapatero tras homenajear al
genocida de Paracuellos Santiago Carrillo para darle el gustazo fueron a quitar
la última estatua de Franco en Madrid, pues subo por Ríos Rosas hacia Islas
Filipinas. En ese semáforo que gira a la izquierda del Paseo de la Castellana
siempre, sea lunes, martes o domingo hay un señor, un pobre señor cuya edad
estimo en unos 70 y pico años, pidiendo en el semáforo. Vende paquetes de
klinex y banderas de España. Lleva gafas, suele vestir con un sombrerucho para
protegerse del sol y sin vestir como un mendigo no va precisamente de Massimo
Dutti. No es el típico mendigo cochambroso medio drogadicto que pide en los
semáforos, en absoluto. Es un señor de nacionalidad española que me apuesto lo
que sea a que ha sido una persona normal toda su vida, con su trabajo, su casa,
su familia. Me gustaría desde la más absoluta humanidad y humildad preguntarle
qué demonios le ha llevado a terminar pidiendo en los semáforos a su edad. Cada
vez que paso por allí intento ponerme en el carril central o en el izquierdo y
que el semáforo me pille en rojo para poder darle algo, dentro de mi humildad.
Hay días que le doy 30 o 40 céntimos, otros días 80 céntimos o un euro. Un día le
di 5 euros. Creo que han sido unos de los 5 mejores euros invertidos de mi
vida. Le doy lo que se puede, ojalá pudiera darle más dinero porque es una
intuición pero creo que ese hombre lo
merece realmente. Siempre me despide con un "que tengas un buen día amigo".
Normalmente subo por Ríos Rosas maldiciendo a la banda de
criminales e hijos de la gran puta que han destruido el bienestar en España
para enriquecer a unos cuantos amiguetes y a ellos mismos permitiendo que una persona mayor en los últimos años de su vida tenga que pasarlos mendigando en un puto semáforo. QUE PUTA GENTUZA que
obliga a nuestros mayores a mendigar en semáforos para poder vivir. No tengo
palabras en mi diccionario para describir el odio y el asco que siento, el sentimiento de
fracaso de un país, y de mi propia imbecilidad por haberme partido la cara por los que creía
que eran los míos frente a los corruptos y antiespañoles de la izquierda
frentepopulista. Esos sentimientos los llevaré siempre conmigo el resto de mi
vida.
Antes de acabar esta entrada quiero hacer una
aclaración que me parece muy importante.
Siempre he dicho y mantengo que a veces estas
historias hay que cogerlas con pinzas y no creerse todo cuanto se cuente. Con
esto en absoluto pretendo criminalizar a nadie.
Hace tiempo una ex vecina de toda la vida con tres
hijos se divorció de su marido. Periódicamente acude a casa a desahogarse durante
las horas que la dejes, a soltar su rollo sin ni siquiera molestarse en
escucharte qué tal te va a ti la vida. Es cierto, el marido será un
desgraciado, las hijas la tratarán mal y el hijo es medio tonto, pero como
siempre la digo a mi madre: no te creas todo lo que te cuente.
Estas historias son lo mismo. Seguramente sean
ciertas, hay muchísima gente como el ingeniero de 56 años que lo están pasando
fatal y que no se merecen lo que la vida les está dando en su penúltima etapa,
pero hay otras personas que si te cuentan su historia piensas: pobrecillos, que
desgracia, que mala suerte. Lo que no cuentan es lo que no les interesa contar.
El cochazo que se compraron cuando pasaron de ganar mil euros a mil
cuatrocientos. El piso en el que se metieron. Lo que se gastaban en ir a cenar,
en los bares, en tabaco, el crédito que pidieron para irse al Caribe o a EEUU
de vacaciones con la maleta vacía para llenarla allí de ropa.
Quería hacer esa aclaración porque conozco de muy
buena mano personas que hoy están en situaciones complicadas efectivamente por
la situación que vivimos en España, pero que buena parte de esa situación
personal que tienen es responsabilidad suya, y de eso no cabe culpar a Rajoy o
Zapatero.
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