Como creyente que soy y humilde hijo de Dios y de la
Iglesia permítanme que me dirija a
ustedes ante la gravedad de los hechos que están sucediendo, en general en el
mundo, pero concretamente en ESPAÑA
que es nuestro país.
Desde pequeño mis padres me inculcaron la fe
cristiana, de acuerdo a sus creencias y su compromiso con Dios y con la
Iglesia. Recientemente Dios mediante he contraído matrimonio y ya esperamos
nuestros primer hijo, al que por supuesto cumpliendo con mi obligación y con mi
compromiso adquirido ante Dios y ante la Iglesia transmitiré lo mejor que sepa
la fe cristiana igual que mis padres lo han hecho conmigo y con mis hermanos.
Cuando uno va a ser padre no puede evitar preguntarse
(mas aún) en qué tipo de mundo va a vivir tu hijo, que al final es lo más
valioso que uno tiene en la vida. Cualquier padre querrá dejarle a su hijo el
mejor mundo posible.
Sin paños calientes, el motivo de esta carta es mi
preocupación, casi diría terror, de ver las noticias cada día, de ver las cosas
que suceden, de imaginar cómo puede ser el mundo en unos pocos años, no dentro
de 100 o de 300, sino dentro de 20 o 25 años, dada la degeneración moral de esta
sociedad en proceso de descomposición que se palpa por días, entre otras cosas gracias en mi opinión al
exterminio sistemático de la cultura cristiana gracias a la cual somos lo que
somos.
Una sociedad totalmente atea, absolutamente
descristianizada, cegada por el consumismo y los falsos dioses, idiotizada en
los “crecepelos” milagrosos y en el “aprenda inglés fácil y sin esfuerzo”. Ni
los crecepelos funcionan ni el inglés se aprende sin esfuerzo (y como es mi
caso con dificultad asique de fácil nada).
Yo opino, supongo que ustedes igual, que si cae la
cultura cristiana como viene siendo en especial en los últimos 15-20 años, podemos
con total seguridad decir adiós al mundo que conocemos hoy. Y seguro que el que
venga va a ser deplorable.
Permítanme que hable de política, pues aunque siempre
se ha dicho que la Iglesia no entra en política, e incluso algunos dicen que
ustedes no tienen derecho a hablar de política (según ellos ustedes no tienen
derecho a nada) está claro que lo que se decide nos afecta a todos.
Bien. Tras los desgraciados años del nefasto Zapatero,
donde no hubo día que mis creencias e ideas no fueran insultadas, agredidas y
arrastradas por el fango, años donde ustedes sufrieron una persecución y una hostilidad
no vista desde los años 30 del pasado siglo, hemos vivido un impasse con Rajoy,
que como dice un periodista famoso sobre él: ni una mala palabra ni una buena
acción.
Tras él se ha materializado lo que muchos temíamos que
fuera a suceder más tarde o más temprano: un gobierno de extrema izquierda de
los socialistas capitaneado por un ser siniestro sin escrúpulos como es Pedro
Sánchez apoyado por Podemos (sin más comentarios) y sustentando por el
nacionalismo rancio, egoísta y chantajista de siempre, donde con enorme dolor
resalto la colaboración de un sector minoritario de la Iglesia con esta
gentuza. Este panorama recuerda inevitablemente a la II República.
Pues bien, no quiero entrar a hacer un análisis
político de la situación, pero es evidente que uno de sus objetivos principales
de los de “la nueva forma de hacer política” es la Cruz primero, ustedes la
Iglesia después, y por último los fieles donde me incluyo. Destrozar España tal
cual la conocemos hoy, arrinconar el catolicismo y destronar al Rey, sus
objetivos.
Hay quien dice que toda esta ofensiva es para ocultar
otros hechos, otras barbaridades como sus tejemanjes políticos o las subidas de
impuestos bestiales. Yo creo que no, yo creo que es una cuestión de ideología y
de venganza pura y dura. Y como cada uno tenemos nuestro corazón yo ya he
trazado mi línea roja, y esa línea
roja mía, personal, mi “hastaquíhemosllegado”
es la profanación del Valle de los Caídos en particular la profanación de los
restos del anterior jefe del Estado Francisco Franco, hombre que dicho sea de
paso salvó a la Iglesia Católica del exterminio.
Es mi línea roja, y me da igual se llame Antonio que
Pepe que Francisco Franco, me da igual si era comunista o liberal, que como se
abra la veda de empezar a abrir tumbas por pura venganza y odio es solo
cuestión de tiempo que volvamos a una confrontación social con vencedores y
vencidos. Recuerden la profanación de tumbas y la persecución religiosa durante
la desgraciada II República.
Hasta hoy la postura de la Iglesia al respecto de la
profanación (me niego a decir exhumación) de la tumba de Franco es un misterio.
Hasta donde yo sé, y solo me guío por lo que he leído y oído, si ustedes dicen
NO allí no puede entrar nadie sin violar los acuerdos del Estado español con la
Santa Sede. Punto. El tema está en que ustedes señores Obispos de la Iglesia
Católica ni dicen no ni dicen sí, que yo sepa no se han pronunciado, y
como dice el sabio refranero español, quien calla otorga. Y oigan por favor a
este humilde servidor, hay cosas en la vida que no admiten un silencio por
respuesta.
Si esta profanación finalmente se lleva a cabo y
ustedes no se atreven a decir NO por
el qué dirán, los siguientes en la lista de objetivos, no tengo ninguna duda,
son ustedes, la Iglesia, pues ellos a buen seguro no van a parar, nunca será
suficiente. La diferencia es que traspasada la línea roja de saquear tumbas a
ustedes ya no va a haber quien los defienda.
Después de Franco irá la Cruz del Valle de los Caídos,
después de la Cruz, que les molesta enormemente, seguirán profanando cadáveres
de todo aquel que sea tachado de fascista, o sea todo el que no fuese de los
suyos, desde militares a clérigos o políticos, y cuando ya no quede nada que
rascar por ahí, ¿terminarán entonces su ofensiva? En absoluto, para nada. Ya
ven que ahora un “comité de expertos” (permítanme que me ría) han dicho que la
Catedral-mezquita de Córdoba no es de la Iglesia y que hay que expropiársela, y
llevan ya años con la cantinela. Hoy es la educación concertada, mañana la
tumba de Franco y demoler el Valle de los Caídos, pasado la tumba de Moscardó y
el Alcázar de Toledo y al otro la catedral de Córdoba. El fin de todo, no tengo
ninguna duda, es el exterminio del cristianismo de la vida pública, del espacio
público, con la excusa de que ofende y hiere sensibilidades y finalmente el
acorralamiento de la Iglesia Católica hasta su total irrelevancia en la
sociedad. Y digo irrelevancia y no exterminio porque siempre les vendrá bien
que quede algo o alguien a quien echarle las culpas de sus fechorías y
atrocidades. No se si ustedes no se dan cuenta o no se quieren dar cuenta que
en cuestión de 20-30 años podríamos (Dios no lo quiera) estar hablando de la
supresión de las festividades de la Navidad y Semana Santa entre otras menores.
Ya hay bautizos y comuniones civiles, que es el colmo de la estupidez.
Quieren desenterrar a los muertos, acabar con el
catolicismo en la vida pública, borrar todo símbolo de la cristiandad, van a
quitar la Santa Misa de La 2, y en breve empezarán a asfixiarles y a
hostigarles a ustedes mediante expropiaciones, subidas de impuestos, tasas, provocaciones
varias, trampas, noticias falsas para denigrar la imagen de la Iglesia en la
sociedad, eliminar la educación concertada, etc…y sobre todo más y más y más
memoria histórica (de la suya claro).
Yo entiendo que hay cosas que no dependen de ustedes,
pero hay algunas que sí.
Si ustedes permiten que estos enemigos de España y de
la civilización cristiana entren al Valle de los Caídos para profanar la tumba
de Francisco Franco sin ustedes decir ni esta boca es mía ya no va a haber
quien les pare en su locura, y, bien creo que ustedes también lo saben, como
insisto, lo siguiente en la lista es borrar a Dios por completo de la mente de
los ciudadanos y reducir a la Iglesia a algo absolutamente irrelevante. Para
ello poseen el comodín del franquismo. Retiran placas de cementerios e iglesias
que recuerdan sus crímenes tachándolas de franquistas (ejemplo cementerio
antiguo de Carabanchel). Retiran cruces tachándolas de franquistas (Callosa de
Segura). Cambian los nombres de las calles de personalidades ligadas al Régimen
de Franco. Las siguientes calles que van a quitar son las que hagan referencia
a Santos y a todo cuanto huela a catolicismo, “porque ofende” o es algo del
pasado, algo franquista. Hasta escudos de los Reyes Católicos han sido
retirados por franquistas. Hasta quieren prohibir tener una foto de Franco en tu
propio domicilio. ¿Acaso dudan que lo próximo será que sea delito tener un
crucifijo en tu casa o en tu coche? Y es que no es solo Franco o aquella época
de España, es el odio a Dios y a su Iglesia, que es tanto como odiar a España.
He vivido tres años en Cataluña, y en mi opinión para
llegar a la situación en que se encuentra aquella región el primer paso ha sido
borrar a Dios de la mente de las personas. Vaciada la mente de la idea de Dios
solo es cuestión de tiempo llenar esa mente de otras ideas, por ejemplo del
nacionalismo más rancio y pestilente que uno pueda imaginar.
Les escribo para pedirles por favor que es la
hora de dejar de ponerse de lado y decir se acabó.
Si ustedes permiten la profanación de la tumba de
Franco y del Valle de los Caídos esta espiral de locura no va a haber quien la
pare, y ustedes van a salir muy mal parados. El mundo que viene necesita a la
Iglesia Católica, porque como dijo el mismo Francisco Franco: “el ser humano es
un ser social con un pensamiento político, y si no se le llena con la verdad
otros acabarán llenándolo con la mentira”. España necesita llenarse de Verdad y necesita
a su Iglesia más que nunca.
Atentamente:
XXX
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